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Diálogo intergeneracional, cuando caen las barreras

La relación intergeneracional tiene múltiples ventajas.

DIALOGO RET
La relación intergeneracional tiene múltiples ventajas.
Noemí González,
pedagoga, experta en relaciones intergeneracionales y coordinadora del Área Sociosanitaria del Grupo Sierra Nevada, es una de las tres personas en España formadas en los programas de relación intergeneracional, un instrumento muy válido para los grupos de edad implicados.

            Según esta experta, “no basta con reunir a pequeños y mayores en una sola habitación, tienen que interactuar. Por ello, es clave una correcta planificación de las actividades que se realizan en conjunto”. En este sentido, hay que destacar el hecho de que en Granada se lleva ya un tiempo profundizando en estos programas, y ya se han recibido premios por parte del Imserso por la originalidad y los resultados en la factura de los mismos.

Las investigaciones en este campo arrojan resultados muy prometedores. Los programas se desarrollan con distintos grupos de edad, desde niños a adultos, y también exclusivamente con adultos de distintas edades. Se trabaja en campos como la estimulación cognitiva, la psicomotricidad o la actividad lúdico-recreativa, partiendo del hecho de que las capacidades las tenemos como personas, no por la edad que tengamos. La evaluación de los resultados va más allá de las impresiones, y se elaboran tablas cuantitativas a través de entrevistas ad hoc, grabaciones, etcétera, antes y después de la realización del programa.

Agradables sorpresas

Estas evaluaciones están arrojando, según Noemí González, resultados más que prometedores. Por poner un ejemplo, los niños de 24 meses participantes en estos programas presentaban un desarrollo mental al acabar el mismo que correspondía al de un niño de 36, los mayores desmotivados incrementaban su autoestima y su sentimiento de utilidad, rebajaban sus niveles de ansiedad e incrementaban su apetito.

            La importancia de estos programas viene también determinada por el hecho de que la vida en comunidad se está perdiendo. Como afirma esta experta, “la incorporación de la mujer al trabajo, el cambio de modos de vida, el abandono de la vida en el campo, hace que se haya perdido en muchos casos el diálogo entre mayores y niños, siquiera dentro de la misma familia. Esto es algo que es preciso poner en valor”. Comenta que “todo se aprende con educación. Si el padre grita, el niño grita, si al niño se le introduce en un ambiente donde se aprendan valores positivos, los aprenderán casi sin darse cuenta”. Termina afirmando que “hemos visto auténticos milagros, casos de mayores que no eran capaces de articular una frase después de años de trabajo, con afasias, y que han podido articularla sólo para decir: ¡Qué bonito!, al referirse a un niño.

Por supuesto, el diálogo intergeneracional debe ser organizado por profesionales, ya que un mal planteamiento puede ofrecer un resultado opuesto al esperado. Requiere hacerlo bien, porque si no, se crean más estereotipos de los que se quitan. Los programas, si se organizan correctamente, serán beneficiosos para las dos partes, y para la comunidad incluso. Algo que, sin duda, va a aportar grandes novedades en el futuro inmediato.

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