En España se estima que existen unos 29.000 (entre chicos y chicas) menores de 15 años que tienen diabetes. Se ha observado también que el pico de máxima incidencia coincide con la pubertad.
El tratamiento de la diabetes Tipo 1 en niños y jóvenes se acompaña de implicaciones tanto emocionales, como sociales y, por supuesto, médicas. Para la obtención de unos resultados adecuados el reto está en la labor educativa que realicen, en estrecha colaboración, padres y familiares, equipo de profesionales sanitarios y maestros.
El tratamiento
En la adolescencia, están ampliamente probados los beneficios de un tratamiento intensivo con múltiples dosis de insulina inyectada que sustituye la falta de esta hormona y pretende «imitar» la secreción interna.
Aunque en edades puberales y pre-puberales no está tan claro, se recomienda la «multidosis» y varios controles de glucemia al día, porque si un niño diabético no es controlado de manera intensiva durante la infancia, es muy difícil que comience a hacerlo en la adolescencia. En niños más pequeños, es muy importante evitar las hipoglucemias.
La escuela, o el instituto, han de ser para el chico diabético igual que para cualquier otro de su edad. Puede quedarse a comer si la dieta es equilibrada y debe practicar las mismas actividades y ejercicios deportivos, siempre que profesores y responsables estén al corriente de su condición de diabético y sepan cómo evitar situaciones indeseables.
Es fundamental que padres, equipo sanitario y profesores tengan frecuentes intercambios de información. Es importante que el niño o joven con diabetes no se sienta «especial», ni se mantenga al margen, ni utilice la diabetes como excusa para huir de dificultades o actividades que no le gustan. Debe tener todas las facilidades para practicar sus análisis, comer, beber o frecuentar el baño.
Responsabilidad
Hacerse adulto es también hacerse responsable. En el terreno de la responsabilidad los chicos y chicas diabéticos les llevan ventaja a sus compañeros de su misma edad. Ellos han tenido que aprender a tomar decisiones cada día sobre sus análisis, la comida, la inyección de insulina, la dosis, etc. Conocer a otros chicos y chicas con diabetes (campamentos de verano) puede ser un apoyo muy recomendable.
La investigación que hoy está en marcha sobre las causas desencadenantes de la diabetes, la mejora y simplificación del tratamiento, ha de servir sin duda para beneficio de los niños y jóvenes que en pocos años serán adultos.
Amargo dulzor
Comer dulces, especialmente si se abusa de ellos, supone el mayor determinante para el envejecimiento, ha afirmado el médico y nutricionista José Enrique Campillo, profesor de la Universidad de Extremadura (UEx), quien ha destacado que para envejecer bien hay que seguir una alimentación saludable y hacer ejercicio.
Autor del libro «Comer sano para vivir más y mejor», Campillo comenta que hay que cuidarse especialmente a partir de los 30 años, cuando se empieza a envejecer. Si no hay una buena alimentación, la función y estructura del organismo se resiente, nos asedian enfermedades y se acelera el proceso de envejecimiento, y es precisamente el exceso de glucosa causa de hipertensión, diabetes y obesidad», afirma.
Atracción fatal
Define el chocolate como atracción fatal, ya que, además de estimulantes como la cafeína, tiene unas sustancias que también están presentes en la marihuana y que pueden crear adicción, aunque ha asegurado que una persona no obesa puede tomar hasta dos trocitos de chocolate al día.
Asimismo, ha advertido de lo negativo que es querer adelgazar rápido. No hay tiempo a que el organismo se adapte y se produce el efecto «yo-yo» porque el cuerpo vuelve a la situación anterior.
Para que el adelgazamiento sea eficaz el ritmo ideal es perder 50 gramos diarios, 1 kilo y medio al mes, 15 o 16 kilos al año, indica este profesor de Nutrición y Dietética de la Universidad de Mayores de Extremadura.
A través de explicaciones sencillas e incorporando refranes, Campillo avisa en su libro sobre los defectos de la sociedad actual, entre los que destacan tres: comer dulces de manera continua, las grasas malas y el sedentarismo.