Hoy, 15 de marzo, se celebra el Día Mundial del Sueño; este evento anual, es una iniciativa de la World Association of Sleep Medicine, para concienciar a la población acerca del buen dormir, que resulta un requisito y una prioridad para un estilo de vida saludable, equiparable a una alimentación equilibrada y al practicar ejercicio de manera regular.
El lema elegido para el acontecimiento de este 2019 es “sueño saludable, envejecimiento saludable”; esta corta frase tiene profundas implicaciones para la sociedad y deja entrever el cómo perseguir la calidad del sueño a lo largo de nuestra vida es una inversión en bienestar, calidad de vida y salud.
De hecho, existen múltiples evidencias de cómo un mal sueño afecta negativamente a la salud. Según del Dr. Guillen-Riquelme, del Laboratorio del Sueño de la Universidad de Granada, cuando se produce pérdida de sueño durante un lapso considerable, se ha encontrado mayor probabilidad de sufrir obesidad, diabetes, hipertensión o problemas cardíacos.
Las funciones del sueño, relacionadas con restauración del organismo
En los diversos estudios realizados sobre las funciones del sueño, el primer resultado hallado es que el sueño es imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo; no obstante, no se ha llegado a una teoría concluyente que explique la principal función (o funciones) del sueño.
Según la teoría reparativa, el sueño sirve para la reparación de tejidos musculares y cerebrales, sobre todo en la fase del sueño de ondas lentas. Por otro lado, la teoría de la consolidación de la memoria defiende que el sueño paradójico tiene función consolidadora del aprendizaje. Pese a la falta de consenso, lo que está claro es que dormir bien es el único mecanismo para lograr el descanso y la recuperación física y mental.
Consejos para un sueño saludable
Así mismo, la World Association of Sleep Medicine, nos ofrece un decálogo sobre la higiene del sueño en adultos, que sería recomendable cumplir para dormir bien regularmente:
1. Procurar ir a la cama y levantarse siempre a la misma hora.
2. Si se practica la siesta, conviene no exceder los 45 minutos de sueño diurno.
3. Evitar el consumo excesivo de alcohol 4 horas antes de acostarse y, muy importante, no fumar.
4. Evitar la cafeína 6 horas antes de acostarse.
5. No ingerir alimentos pesados 4 horas antes de ir a dormir.
6. Evitar la actividad física intensa justo antes de acostarse.
7. Usar ropa de cama cómoda.
8. Buscar el equilibrio térmico en el dormitorio y mantener la habitación siempre bien ventilada.
9. Aislar el dormitorio de ruidos molestos y cuidar la iluminación.
10. Reservar la cama para dormir y para el sexo, debe evitarse su uso para otras actividades.