La migraña causa episodios recurrentes y severos de dolor de cabeza, y en algunos casos, también náuseas, vómitos y fotofobia. Un 80 % de los casos se consideran migraña sin aura, y el 20 % restante son episodios en los que el dolor de cabeza está precedido por síntomas neurológicos transitorios que suelen ser visuales (migraña con aura).
Pese a la elevada prevalencia de este tipo de cefalea, «todavía se desconocen la mayoría de las causas genéticas y los mecanismos fisiopatológicos que están implicados en ella, lo que dificulta encontrar tratamientos eficaces», señala Xavier Gasull a Sinc.
Un nuevo trabajo publicado en la revista Neuron concluye ahora que una mutación en el gen que codifica para el canal iónico TRESK –implicado en el control de la excitabilidad de las neuronas– provoca la disfunción de unas proteínas que aumentan la actividad neuronal e inducen el dolor migrañoso.
En el estudio participan los expertos Xavier Gasull y Alba Andrés-Bilbé, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona (UBNeuro) y del Grupo de Investigación en Neurofisiología del IDIBAPS.
El control de la excitabilidad neuronal
Los episodios de migraña están relacionados con una mayor excitabilidad eléctrica de las neuronas sensoriales. La actividad eléctrica está controlada por unas proteínas –los canales iónicos– que se encargan de facilitar o inhibir la activación de las neuronas. El estudio, en concreto, se centra en los canales iónicos TRESK y TREK, que se encuentran en las neuronas sensoriales y frenan la activación neuronal excesiva.
Según las conclusiones, una mutación en el gen que codifica para el canal iónico TRESK da lugar a una proteína disfuncional, que altera la capacidad del canal para reducir la actividad eléctrica. En paralelo, esta mutación también genera otra proteína alterada que afecta a la función fisiológica de otros canales iónicos como el TREK1. El descubrimiento de un mecanismo por el que una mutación genera dos proteínas disfuncionales –un proceso quizás compartido con otras patologías genéticas– también abre nuevas perspectivas que habrá que explorar en el futuro.
«Paradójicamente, hasta ahora se habían descrito otras mutaciones que también eliminaban la proteína TRESK, pero que no provocaban migraña. En el nuevo estudio, comprobamos que es necesaria la combinación de los dos factores para que haya una mayor activación eléctrica de las neuronas sensoriales, lo que provoca el dolor característico de la migraña», apunta Xavier Gasull.
El trabajo, coordinado por el investigador Guillaume Sandoz, de la Universidad de Niza y del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), abrirá nuevas vías para diseñar futuras estrategias terapéuticas contra la migraña, y es un avance muy significativo para conocer con detalle los mecanismos que causan los episodios de migraña con aura, desconocidos hasta la actualidad.