El embarazo es una etapa crítica que se caracteriza por cambios complejos a nivel endocrino e inmunometabólico, y durante el cual la fisiología materna es modulada para mantener una adecuada salud materno-fetal. Sin embargo, un desajuste en estos mecanismos durante las primeras etapas de la gestación podría dar lugar a embarazos con complicaciones y consecuencias adversas para el desarrollo del feto y la futura salud de la madre y el niño.
En base a esto, en los últimos años se ha abierto un nuevo campo de investigación, centrado en la búsqueda de estrategias que permitan a las mujeres embarazadas regular y mantener dichos mecanismos durante la gestación, fomentando así embarazos con menos complicaciones.
De hecho, y dada la contrastada influencia del estilo de vida sobre el ambiente intrauterino, reducir el tiempo en conductas sedentarias y aumentar los niveles de actividad física podrían ser herramientas alternativas-complementarias para controlar y regular estas respuestas immunometabólicas, y promover por lo tanto embarazos más sanos. Sin embargo, los estudios realizados hasta ahora en mujeres durante las primeras etapas de gestación son escasos y ambiguos, y nunca se ha explorado esta cuestión en mujeres embarazas sin disrupciones metabólicas severas.
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han publicado recientemente en la revista SJMSS (Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports) un estudio en el que analizan por primera vez la asociación entre el tiempo de sedentarismo y los niveles de actividad física medidos objetivamente, con las concentraciones sistémicas de marcadores glucémicos, lipídicos e inflamatorios, en mujeres embarazas en etapas de gestación temprana (n=50 mujeres embarazadas, con una edad de 33 años, índice de masa corporal 24.2kg/m2, edad gestacional 17 semanas). Este estudio forma parte del proyecto GESTAFIT (“Gestation and Fitness”), que se llevó a cabo en la Universidad de Granada durante los años 2015-2018.
Los autores de este estudio observaron que mayores niveles de actividad física de intensidad moderada-vigorosa, y cumplir con las recomendaciones de actividad física específicas para esta población durante estas primeras semanas de gestación, se asociaron con menores concentraciones de interleucina 1β e interferón-γ, y mayores niveles de interleucina 8; es decir con marcadores fisiológicos relacionados con la inflamación, angiogénesis, regulación metabólica, etc. Sin embargo, no observaron ninguna relación entre el tiempo de sedentarismo y los niveles de actividad física con los marcadores glucémicos y lipídicos.
Los autores concluyeron por primera vez que emplear más tiempo realizando actividad física de intensidad moderada-vigorosa podría ayudar a modular estas respuestas inmunometabólicas durante las primeras etapas de gestación en mujeres embarazadas “sanas”. Dada la importancia de mantener un balance adecuado de estos mecanismos durante la gestación temprana para promover embarazos más exitosos, los resultados del presente estudio podrían ser relevantes para el ámbito clínico.
“Si futuros estudios de intervención confirman estos resultados en muestras más grandes de mujeres embarazadas, diferentes instituciones sanitarias podrían considerar la implementación de estrategias dirigidas a incrementar los niveles de actividad física (principalmente de intensidad moderada-vigorosa) como herramienta complementaria para controlar el balance entre estas respuestas inmunometabólicas en mujeres embarazas sin disrupciones metabólicas severas”, explican los principales autores del estudio, Pedro Acosta-Manzano y Francisco M. Acosta.