DestacadoDescanso y fertilidad: duerme bien para concebir

Descanso y fertilidad: duerme bien para concebir

La mejora de la calidad de nuestro sueño está estrechamente relacionada con la salud reproductiva y la maximización de las posibilidades de quedarse embarazada

No siempre somos conscientes de la importancia que tiene para la salud respetar un mínimo de horas de sueño y disfrutar de un descanso reparador. Levantarse pletóricos de energía aporta muchos beneficios para nuestro organismo e incide de forma notoria en aspectos trascendentales de nuestra vida, como la posibilidad de ser padres.  

Por ello, la regeneración que se produce en el organismo a lo largo de la noche y el equilibrio que se alcanza a nivel físico, mental y hormonal tiene un papel fundamental en la salud reproductiva y la maximización de las posibilidades de concebir de una pareja. 

Con respecto a este punto, resulta preocupante que la infertilidad afecte ya a una de cada seis parejas, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Entre los distintos factores biológicos y ambientales, se encuentra la falta de un sueño reparador y los malos hábitos de vida, con una clara incidencia en las posibilidades de fecundación.

Esto queda patente, en más una ocasión, en la prueba de fertilidad  a la que se someten las futuras madres para descartar, a través de un exámen físico y ginecológico completo, otro tipo de condicionantes que les impiden quedarse embarazadas.  

Muchas veces se nos pasa por alto que el cuidado del descanso, tan olvidado en ocasiones por el ritmo de vida frenético y el estrés crónico que sufrimos, puede ayudarnos a mejorar esa capacidad reproductiva. En este sentido, existe una clara relación entre el sueño y la producción y liberación de las hormonas necesarias para la ovulación y la maduración de los espermatozoides. 

Hay que poner todo de nuestra parte para que llegue el ansiado embarazo y ser especialmente cuidadosos de disfrutar de unas condiciones óptimas de salud y de unos óvulos y espermatozoides a pleno rendimiento. El estrés o el cortisol, sumamente dañinos para nuestro cuerpo, pueden jugarnos una mala pasada llegado este momento y reducir considerablemente las opciones de ser padres. Frente a ello, no hay mejor terapia que la del sueño. 

Condicionantes negativos 

Condicionantes como el estrés, la ansiedad, la edad, los antecedentes familiares, los hábitos tóxicos o mala calidad de las hormonas reproductivas pueden aparecer en ese estudio de fertilidad femenina y hacer aconsejable un replanteamiento de nuestros hábitos de vida para darle un giro radical a las posibilidades de ser padres. 

Para afrontar esta prueba de fertilidad con todas las garantías de éxito hay que tener en cuenta que durante el sueño se liberan dos hormonas con un gran peso en la reproducción: la prolactina (PRL), producida por la hipófisis y esencial para las mujeres, y la melatonina. La prolactina alcanza su mayor nivel durante el sueño y puede suprimirse ante alteraciones del descanso. La melatonina también ocupa un lugar destacado por regular el ciclo del sueño y la vigilia y contribuir a mejorar la calidad ovocitaria.   

Trucos para alcanzar el mejor descanso 

Estar tranquilos y relajados puede resultar más fácil de lo que creemos si realizamos una serie de cambios muy sencillos en nuestro día a día. El más importante, establecer una rutina de sueño con un mínimo de siete horas y fijar, en la medida de nuestras posibilidades, la misma franja para acostarse y levantarse. De esta forma, conseguiremos regular a la perfección nuestro reloj biológico y que el sueño sea de calidad. No se trata de dormir el mayor número de horas, sino de que estas sean sanadoras. Es importante también evitar las siestas para respetar este margen de descanso. Con la finalidad de que el sueño no se haga intermitente o se demore en exceso hay que alejar igualmente cualquier estimulación externa e interna. 

Como punto de partida, hay que crear un ambiente óptimo en nuestro dormitorio que invite a la calma y la desconexión, sin ruidos ni luces brillantes. Una música tranquila, una lectura agradable, una infusión relajante, una ducha caliente antes de acostarnos o un antifaz para los ojos pueden ayudarnos mucho a comenzar a bajar nuestro ritmo y caer en el sueño. 

En lo que se refiere a la alimentación, las recomendaciones pasan necesariamente por evitar las bebidas estimulantes, la cafeína, la nicotina y las comidas copiosas de difícil digestión. Otro factor externo que produce estimulación y retarda el comienzo del sueño es el uso de aparatos electrónicos (móvil, tablet, ordenador..). Lo aconsejable es darles también un descanso cuando nos preparamos para ir a la cama.  

No debemos olvidar tampoco que la práctica de ejercicio con regularidad ayuda a reducir los niveles de cortisol, desestresa nuestro cuerpo y nos conduce a un sueño inmejorable.  

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