El sueño es esencial para la salud y el desarrollo del niño, y por ello los padres deben ayudar a sus hijos a tener unos buenos hábitos de sueño desde una edad temprana. El cambio de la cuna a la cama es uno de los acontecimientos más importantes que indican que el pequeño está dejando de ser un bebé. Como en todas las grandes transiciones, conviene no dejarse llevar por la prisa, se necesita cierto nivel de maduración.
Cuando el niño va creciendo llega un momento en que ya no es un lugar que le proporciona un descanso de calidad por su peso y altura, y el avance psicomotor hace que sienta especial predilección peligrosa por trepar por la cuna. Cuando esta ya no es el lugar tan cómodo y seguro que era antes, ha llegado el momento del cambio.
Por norma general, esta pequeña gran mudanza se vive con expectación y, genera cierta ansiedad. Por ello no debe coincidir con otros cambios, como la llegada de un hermanito o la retirada del pañal. Estar seguros de la decisión y tomar en cuenta algunas recomendaciones lo hará más llevadero para toda la familia:
Beneficiosas rutinas
-Asegúrate que el niño está muy cansado a la hora de ir a dormir. Podemos retirar alguna siesta los primeros días.
-Mantén siempre la misma rutina a la hora de ir a dormir. Un entorno predecible calma la ansiedad de los niños.
-Siéntate con él en la cama, léele un cuento, acaríciale la espalda… Se trata de calmarle en definitiva.
Ante todo seguridad
-Los primeros días, visita la habitación a lo largo de la noche varias veces, para comprobar que todo marcha correctamente.
-Coloca barreras en la cama, y también es aconsejable en la puerta para que el niño no campe a sus anchas por la casa.
-Retira de la habitación cualquier elemento que le permita trepar o que suponga un peligro.
Condiciones ambientales de la nueva habitación
-Coloca un pequeño piloto luminoso, que lo reconforte en la oscuridad.
-Déjalo participar en la medida de lo posible en la decoración, que sea un lugar dónde se sienta muy cómodo.
Un buen equipo de descanso
-No escatimes en la elección de un equipo de descanso adecuado. El colchón debe ser firme y adaptable y de la misma medida que la base.
-La almohada no debe ser demasiado alta, para no forzar su pequeña curva cervical.
-Utiliza siempre un cubre colchón. Su uso en edades tan tempranas se torna imprescindible para garantizar la protección y durabilidad.