El doctor afirma que «es difícil para unos padres admitir que su hijo, recién nacido, precisa de gafas. A veces, no se colocan por un simple criterio estético. En estos casos, digo que además de médico me gustaría ser juez, y meter en un calabozo a esos padres durante 24, 48 o 72 horas para que piensen el mal que pueden causar a su hijo».
Comenta el doctor que «un niño que nace con estrabismo se puede curar si ese estrabismo lo produce un defecto de visión; si se ha producido por una parálisis muscular no se curará. Si se paraliza alguno de los seis músculos del ojo perdemos la posibilidad de girarlos de forma normal».
La imposibilidad de fijar la vista, a pesar de tener los ojos derechos, es otra patología que se puede corregir antes de los cinco años, aunque «es un martirio para el niño, y también para la familia, porque el pequeño debe llevar parches y llevar gafas».
Otro problema que puede aparecer a esta edad es un deficiente crecimiento del ojo. Todos nacemos hipermétropes, y este defecto se va corrigiendo a la par que crece el ojo, pero si éste no lo hace en forma suficiente, a los cinco años el niño desarrollará un problema de hipermetropía, el llamado «ojo vago«.
Comenta el doctor que estos problemas son más frecuentes de lo que el público piensa, y que «no hay derecho a que un problema que se puede corregir provoque la pérdida de la visión de un ojo a tan tierna edad».
De 10 a 20 años
En esta década, la alteración más común es la necesidad de corrección de la vista, es decir, de llevar gafas. El ojo crece hasta los 20 o 22 años, y a esta edad puede desarrollarse una miopía, que implica no ver bien de lejos. Por esto, en las distintas etapas de crecimiento, es bueno que los niños y jóvenes se realicen revisiones oftalmológicas a partir de los cinco años.
Contrariamente a lo que se ha dicho, los cambios en el colegio, donde cada vez se dedican más horas a la enseñanza con equipos electrónicos en detrimento de los libros tradicionales, no afecta de forma decisiva a la salud ocular. El doctor Robles participó en una investigación que duró varios años a propósito de la incidencia de los campos electromagnéticos en la salud ocular. De sus resultados se coligió que los cables de alta tensión sí que inciden, y mucho, en este aspecto de la salud humana, pero que el campo magnético que se genera en una pantalla de ordenador común no tiene la suficiente intensidad para causar problema alguno.
Ello no quiere decir que la exposición prolongada a los ordenadores no cause problemas oculares. El truco para evitarlos es simple: parpadear. Así evitaremos que la córnea se reseque, y la limpiaremos de detritus.
Recuerda el doctor cómo hace unos años se pusieron de moda los llamados «protectores de pantalla» para, en teoría, proteger la visión de los que se empleaban a diario en labores que requerían del trabajo con ordenador. Afirma que «estos dispositivos eran completamente inútiles. Sólo fue una treta de algunos espabilados para sacar dinero».
De 20 a 40 años
Los productos especializados para la limpieza deben ser cuidadosamente utilizados. Las mejores lentillas son, para el doctor, las de un solo uso, pero comprende «que no están al alcance de todo el público, porque tienen un precio elevado». La alternativa para corregir los problemas de visión es la utilización de la cirugía, que debe esperar a que se complete el desarrollo corporal de la persona.
De 40 a 60 años
A partir de los 40 años, la vista cansada es un problema común. Desde esa edad, es normal no ver bien de cerca. Y esta situación no se puede evitar, porque el paso del tiempo es inexorable.
En esta edad, son muchas las personas que se operan con Láser para corregir miopías altas. Una recomendación que el doctor Robles extiende a todos sus pacientes en general es que no se lleven gafas de cristal, porque su rotura equivale a accidentes que han hecho que se pierdan muchos ojos por introducción de esquirlas de cristal dentro del ojo.
Por ello, aun a riesgo de parecer «políticamente incorrecto», el doctor aconseja que no se mire tanto la montura, sino la lente de unas gafas, y afirma que «me he encontrado algunas gafas de sol mejores en tiendas no especializadas que en comercios del sector. Cuando unas gafas se caen al suelo por las lentes, no deben romperse. Si se rompen, no son unas gafas adecuadas. Y hay marcas de gafas de sol de primer nivel que siguen usando cristales que se rompen».
A partir de los 60 años
El más común problema de los humanos a partir de los 60 años en el plano oftalmológico son las cataratas. A esa edad, seis de cada diez humanos en el mundo desarrollado están operados, y al llegar a los 80 años, la práctica totalidad. Las cataratas, afirma el doctor, «no son una enfermedad, sino el producto del lógico devenir de la existencia».
La higiene, salud para los ojos
Para una buena salud visual, es importante una higiene diaria de los ojos. No se requiere, según el doctor Robles, ningún producto especial. Basta agua corriente, eso sí, potable, y a temperatura ambiente, porque si se lavan con agua caliente se crea un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de los microbios.
Y por supuesto, antes de lavarse el ojo, lavarse las manos, y a lo largo del día, si se tiene contacto con los ojos, hacerlo con frecuencia. Y si hay una infección, el doctor recomienda lavar con mucho cuidado las legañas, para permitir una adecuada actuación del antibiótico. «Es un procedimiento mucho más barato que las monodosis, y no tienes el peligro de que se contamine por el contacto con el aire», afirma.
Las piscinas y los ojos
Hablando de aguas, uno de los medios que se han demostrado como más agresivos para el bienestar de los ojos son las piscinas, en particular las públicas, y dentro de ellas, las climatizadas y cubiertas. El doctor Robles recomienda una exposición limitada a los productos químicos (el cloro, fundamentalmente, aunque hay otros más), que los ojos se protejan con unas gafas, y al salir, inmediatamente, lavar los ojos según el procedimiento habitual.
No hay motivos, con todo, para que los practicantes de la natación dejen de hacer su deporte favorito. Las irritaciones que se producen son leves, y desaparecen, si se hace una correcta higiene al salir de la piscina, a las pocas horas.