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Cuando se viaja con niños hay que consultar al pediatra

La falta de preparación y el desconocimiento del lugar de destino son dos de los errores más frecuentes cuando se viaja con niños, ya que no es lo mismo viajar al África subsahariana que al sudeste asiático y, por ello, «lo más importante es consultar al pediatra con el suficiente tiempo de antelación, 4-6 semanas», según el pediatra del Hospital de Día Quirónsalud Donostia, Kenio Cavour.

   «Dependiendo del país al que se viaje se manejan herramientas como vacunas (hepatitis A, fiebre tifoidea, fiebre amarilla, encefalitis japonesa, etc.), o quimioprofilaxis según la zona, por ejemplo antimaláricos», ha explicado el doctor Cavour, quien ha añadido que, además, se preparará un botiquín especial para el viaje de manera conjunta con el pediatra, quien contemplará el tipo de niño y el lugar de destino.

   Informarse igualmente del sistema de salud del destino también es una tarea importante, para así conocer si es necesario disponer de la tarjeta sanitaria europea o, por el contrario, algún seguro de viaje que cubra cualquier incidencia.

   «Si viajamos en avión es recomendable llevar ropa cómoda, llevar juguetes y alimentos para entretener a los niños durante el viaje, especialmente importante en vuelos prolongados, y amamantar durante el despegue/aterrizaje a fin de disminuir el dolor de oídos, también valen los chupetes o algunos caramelos o chicles según la edad», ha destacado el doctor.

   Como recomendaciones generales, el pediatra ha señalado la higiene frecuente de manos, con el consiguiente consumo de agua embotellada o hervida y filtrada incluso para el lavado de dientes, así como no utilizar cubos de hielo en las bebidas; en cuanto a la protección para los insectos, esta incluye tanto los repelentes, el adecuado según grupo de edad que será revisado en la consulta pediátrica, como ropas adecuadas y mosquiteras también impregnadas en repelentes, que nos evitarán grandes y pequeños disgustos.

   Otros consejos del doctor Cavour han sido «prestar especial atención en las piscinas, ya que no siempre tienen socorristas; cuidar la alimentación evitando productos no refrigerados o de dudosa refrigeración; si el agua no ofrece garantías usar agua embotellada; y cuidar la digestión, evitando contrastes térmicos importantes, así como la actividad física en el agua después de una comida abundante».

 

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