La poliposis nasal es una enfermedad de origen desconocido que presenta síntomas muy diversos, desde los más comunes como obstrucción nasal y pérdida de olfato, hasta otros secundarios como presión facial, halitosis o dolor dentario.
Por ello, se trata de una patología que se debe manejar de forma multidisciplinar desde las especialidades de Neumología, Alergología y Otorrinolaringología, además de Atención Primaria, para lograr un correcto diagnóstico y una estrategia terapéutica unificada. «La poliposis nasal es una patología muy prevalente que no siempre está bien diagnosticada», advierte el Dr. Antonio Luis Valero, alergólogo del Hospital Clinic de Barcelona. Valero asegura que «muchas veces cuando las manifestaciones son leves, se pasa como si fuera una rinitis o una rinosinusitis y no se emplean los métodos diagnósticos necesarios».
La calidad de vida del paciente puede verse afectada debido a los principales síntomas de la enfermedad. «Desde el punto de vista de la obstrucción nasal y la pérdida de olfato hay una gran impacto en la calidad de vida, afectación que se puede comparar con patologías como el asma, hipertensión o diabetes«, asegura el Dr. Valero. A pesar del impacto que puede tener en la calidad de vida, el Dr. Sarandeses revela que en la poliposis nasal el grado de cumplimiento del tratamiento es similar al de todas las enfermedades crónicas. «Como en todas las patologías crónicas la adherencia es irregular, hay que insistir mucho al paciente en la necesidad de cumplir la medicación y dejarle bien claro cuál es la patología a la que se enfrenta», afirma el Dr. Sarandeses.
La poliposis nasal (PN) es un proceso inflamatorio crónico de origen desconocido que afecta a la mucosa nasal y a los senos paranasales y que conduce a la formación de pólipos. Aunque se desconoce exactamente la prevalencia de la poliposis nasal, se estima que afecta a entre el 0,2 y un 5,6% de la población. La poliposis nasal puede estar asociada a enfermedades como el asma o la intolerancia a AINEs.