Un equipo de investigadores en el que participa la Universidad de Granada (UGR) ha revelado que las mujeres que consumen alcohol durante el embarazo tienen un mayor riesgo de parir un bebé de bajo peso para su edad gestacional.
El bajo peso al nacer es el principal determinante de morbilidad y mortalidad perinatal tanto a corto como a largo plazo, y un problema creciente en la sociedad actual, tanto en los países en desarrollo como en las economías más desarrolladas.
Son múltiples los factores que aumentan el riesgo de bajo peso, entre ellos, los relacionados con el estilo de vida. Sin embargo, hábitos frecuentes como el consumo de alcohol o el hábito de fumar, ligados a una connotación social negativa no se reconocen fácilmente, muchas veces porque la propia embarazada se niega a admitir su exposición.
En este trabajo, realizado gracias a una colaboración de investigadores de las Universidades de Jaén y Granada, bajo el paraguas del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), los investigadores han analizado la asociación entre el consumo de alcohol durante el embarazo y el riesgo de tener un recién nacido de bajo peso para su edad gestacional, comparando la ingesta de alcohol referida a través de dos herramientas complementarias: un cuestionario de frecuencia de alimentos autoadministrado, en el que el consumo de alcohol se encuadra como un ítem más entre un total de 137 alimentos y bebidas, y una entrevista personal, con preguntas directas realizadas por las matronas que atienden el periodo de dilatación y parto.
Los autores observaron una falta de concordancia entre la información recogida por ambas herramientas: “cuando utilizamos el cuestionario de frecuencia de alimentos, los resultados muestran que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de tener un recién nacido con bajo peso al nacer, mientras que cuando los datos se obtienen de la entrevista directa, no se encuentra asociación”, destaca Inmaculada Salcedo Bellido, investigadora del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UGR y una de las autoras del estudio.
“En cualquier caso, teniendo en cuenta que el alcohol atraviesa directamente la placenta y cualquier cantidad supone un riesgo significativo de malformaciones y alteraciones en el desarrollo (síndrome alcohólico fetal), el consejo fundamental para cualquier mujer embarazada o que planifica un embarazo es no beber alcohol en ningún momento. No hay una cantidad de alcohol segura”, concluyen los autores.