Con motivo del Día Europeo para la Prevención del Cáncer de Piel que se celebra el domingo, 13 de junio, el Instituto Europeo de Biomedicina (IEB) ha iniciado una campaña dirigida a la población, teniendo en cuenta que, según las estadísticas, la mayoría de los jóvenes desconocen u olvidan cómo protegerse de esta enfermedad. Los expertos hacen hincapié en que una vez al año el médico o dermatólogo verifique la presencia de lesiones o lunares que puedan «malignizarse», y para conocer qué tipo y fototipo de piel se tiene.
Se recomienda especial precaución, o incluso no tomar el sol, entre las 11.00 y las 16.00 horas, cuando tienen mayor agresividad los rayos ultravioleta (UVA y UVB), que son los que activan los cambios celulares que predisponen la piel a padecer un cáncer. En cuanto a los ojos, cada vez aparecen más lesiones oculares de repercusión a largo plazo por culpa de un descuido con el sol, como las cataratas o lesiones similares, por lo que se deben utilizar gafas protectoras homologadas.
El primer día de exposición al sol no debería superar los 15 minutos, para ir aumentando 10 cada día, dando así tiempo a la piel a aumentar su mecanismo de defensa, que es el bronceado. Aproximadamente entre los 9 y 10 días estará preparada para aguantar exposiciones más prolongadas sin problemas, siempre y cuando se eviten los peligrosos rayos del mediodía. Es importante saber que el factor de protección debe aplicarse sobre la piel 45 minutos antes de exponerse a los rayos solares, pues es lo que tarda en activarse su efecto. «Se debería intentar evitar por todos los medios que un bebé recibiera exposición al sol, al menos hasta cumplidos los 6 meses de edad», apuntan los especialistas, para agregar que a partir de ahí y hasta los tres años es importante extremar las precauciones.
Recuerdan que tomar el sol con control es muy beneficioso para las personas mayores, pues activa la vitamina D, pero alertan sobre un bronceado intenso o quemaduras, pues con la edad la radiación solar se acumula y los riesgos de cáncer aumentan exponencialmente. Los especialistas concluyen que si se puede evitar la exposición al sol durante el embarazo «mucho mejor», porque se corre el riesgo de que aparezcan manchas en la piel o cloasmas.
Alimentación y bronceado
El uso de vitaminas, una dieta rica en determinadas frutas y verduras, saber seleccionar la crema adecuada y limpiar la piel e hidratarla habitualmente puede proteger frente a la severidad del sol e incluso ayudar a conseguir un moreno más vistoso. Los médicos aconsejan las proteínas de «alta calidad», especialmente las de los pescados azules, por su alto aporte en Omega3, cuando se elaboran a la plancha, al vapor o al horno. Además, el aceite de oliva extra es muy adecuado y beneficioso para el organismo, siempre y cuando no se ingiera en exceso, entre una y dos cucharadas soperas.
El calcio, el zinc y otros oligoelementos facilitan la protección de la piel, mientras que los «grandes amigos del cáncer y el envejecimiento prematuro» son el tabaco y el alcohol. Los expertos del IEB hacen hincapié en que el consumo de agua debe situarse entre 2 y 2,5 litros al día para mantener un nivel de hidratación corporal óptimo.