Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han desarrollado una herramienta que permite cuantificar las mejoras en productividad y bienestar en entornos de trabajo, y la han validado mediante un experimento completo que compara un espacio de oficina convencional frente a otro caracterizado según criterios de diseño biofílico.
Dicho diseño se define como la respuesta a la necesidad inherente de los seres humanos de estar en contacto con la naturaleza. Así, los resultados obtenidos señalan una mejora en el bienestar, la productividad, la creatividad y la salud mediante la introducción de la luz natural y la vegetación en la oficina. El estudio ha sido publicado en la revista Energy and Buildings Journal, según recoge Sinc.
La mejora de los entornos de trabajo es un factor económico y social crítico, ya que la pérdida de productividad para las empresas significa un coste de hasta 550.000 millones de dólares al año. Numerosos estudios afirman que el diseño biofílico en el lugar de trabajo mejora el bienestar y la productividad del usuario.
Sin embargo, como dijo el físico y matemático británico Lord Kelvin, “lo que no se puede medir, no se puede mejorar”, por lo que el desafío que surge es cómo cuantificar rigurosamente las características que mejoran la productividad y el bienestar en los espacios con diseño biofílico. A partir de esto, es necesario ir un paso más allá y objetivar las variables que potencian el bienestar y la productividad en la práctica de diseño.
Con estos retos como telón de fondo, los investigadores de la UPM Julia Ayuso y Sergio Vega, en colaboración con la universidad japonesa de Keio, llevaron a cabo un experimento piloto que les ha permitido desarrollar una metodología que permite cuantificar la influencia de algunas variables en el rendimiento y la satisfacción de las personas en el lugar de trabajo.
En el experimento piloto, los participantes en el espacio biofílico obtuvieron casi cinco puntos más en la calificación de tareas creativas, además de mejor percepción del entorno y menos síntomas negativos en comparación con el espacio de control. Los datos sugieren que la vegetación y la luz natural pueden desempeñar un papel importante en la salud y la función cognitiva de las personas, y ambos podrían evaluarse a través de la medición de parámetros psicológicos y fisiológicos.
Reducir el cansancio y la carga de trabajo
En relación con la productividad, se demostró que el uso de la luz natural en el espacio de oficina no contribuyó a mejorar la eficiencia del trabajo en tareas simples, mientras que puede contribuir a obtener mejores resultados en tareas creativas. De lo anterior, se demostró que el diseño biofílico en la oficina podría contribuir a mejorar tanto la productividad en el trabajo creativo mediante la activación del sistema nervioso simpático, como a reducir la sensación de cansancio y de la carga de trabajo.
Más allá de la mejora en la productividad, hubo una correlación positiva entre la presencia de vegetación y la satisfacción con el ambiente térmico. Es importante destacar que todos los participantes se encontraban bajo las mismas condiciones de temperatura ambiente, lo que demostró que el diseño biofílico afectó positivamente a la percepción subjetiva del confort térmico. En el caso del espacio con diseño biofílico, un 8% más de los sujetos declararon que la sensación térmica era adecuada o muy adecuada.
En presencia de vegetación, el porcentaje de percepción subjetiva de somnolencia descendió un 6% en la mañana y un 9% en la tarde. Es interesante observar que, aunque la presencia de vegetación tuvo un impacto en la percepción subjetiva de la somnolencia, las pruebas fisiológicas indicaron que la presencia de la luz natural tuvo un impacto objetivo en la reducción de la somnolencia.
Al utilizar la luz natural en el lugar de trabajo, se confirmó la activación del sistema nervioso simpático mientras se trabajaba, con un aumento de 25 puntos en presencia de luz natural y vegetación en relación con la presencia de vegetación durante la sesión de la mañana.
Como concluye Julia Ayuso, “esta herramienta puede interesar a investigadores y arquitectos. Sin embargo, no es posible indicar la cantidad necesaria de iluminación o vegetación para lograr un resultado óptimo, ya que no hay recetas universales, y el diseño se deberá adaptar a cada entorno y cultura”.