Las madres de bebés diagnosticados pequeños para la edad gestacional (PEG) durante el embarazo muestran una peor salud emocional respecto a sus parejas masculinas, y más síntomas de distréspsicológico. Además, los niveles de resiliencia son más bajos entre las madres que entre los padres.
Así se desprende de un estudio realizado por un equipo multidisciplinar de científicos de la Universidad de Granada (UGR) y del Servicio de Ginecología y Obstetricia y Servicio de Pediatría del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, que ha analizado el distrés psicológico (estrés, ansiedad y depresión) experimentado por madres y padres de bebés PEG, la resiliencia o capacidad para superarlo y ser capaz de sobreponerse y la influencia que ambos tienen en el neurodesarrollo del bebé PEG.
Las madres y los padres experimentan el embarazo y sus circunstancias con anticipación y cierto nivel de estrés, aunque posiblemente con niveles diferentes entre las madres y los padres. Sin embargo, cuando las mujeres embarazadas experimentan estrés crónico, es más probable que puedan hacerle frente si tienen altos niveles de resiliencia, definida como la capacidad de resistir con éxito una situación amenazante y desafiante, e incluso prosperar en medio de la adversidad. La resiliencia, por lo tanto, puede verse como un índice de salud mental.
Este estudio prospectivo, que ha sido publicado en la prestigiosa revista Health and Quality of Life Outcomes, compara dos grupos de padres y recién nacidos: grupo de casos (52 madres y padres y 26 bebés PEG) y grupo control (68 madres y padres y 34 bebés con crecimiento adecuado para su edad gestacional-AGA-).
Síntomas de distrés psicológico
Los hallazgos indican que las madres no muestran el mismo nivel de salud emocional durante el embarazo que sus parejas masculinas, de acuerdo con los síntomas de distrés psicológico presentados. Además, los niveles de resiliencia son más bajos entre las madres que entre los padres.
El rendimiento neuroconductual entre los recién nacidos con PEG es inmaduro con respecto al mostrado por los recién nacidos de AGA. Este resultado podría verse agravado por el alto estrés y la baja capacidad de resiliencia entre las madres; ambos factores pueden predecir el comportamiento neuroconductual en el recién nacido.
Como explica María Mercedes Bellido González, investigadora del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UGR y autora principal de este trabajo, “estos hallazgos condujeron a nuestro equipo multidisciplinar, constituido por psicólogas, ginecólogos, pediatras e ingenieros informáticos, a crear un Programa de Atención Psicológica Prenatal (PAP-PRE) que pretende reducir el distrés psicológico, aumentar la resiliencia y promover el intercambio de responsabilidades parentales durante el embarazo y los primeros años de vida del recién nacido”.
Este programa se ha materializado en la app VIVEmbarazo, que permite guiar a los padres a través de sus teléfonos móviles en la realización del PAP-PRE de forma adaptada y personalizada a sus necesidades y vida cotidiana.
Sara Balderas Díaz, Gabriel Jesús Guerrero Contreras, María José Rodríguez Fortiz y José Luís Garrido Bullejos, investigadores del departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Granada, han estado implicados en el diseño y desarrollo de esta app, así como en la monitorización fisiológica de las embarazadas mediante pulseras con sensores (dispositivos vestibles).
En esta app, los expertos ofrecen pautas a madres y padres para gestionar el estrés, cuidar su dieta y ejercicio y comunicarse con su futuro bebé a través de estímulos visuales (luz), auditivos (música, canciones, cuentos), táctil (masajes) y sabores. Además, el ginecólogo y la matrona explican y aconsejan sobre cómo llevar un embarazo saludable.
En el momento actual, después de la aplicación del PAP-PRE, “estamos registrando un alto nivel de satisfacción por parte de las familias en la Unidad de Atención a la Ciudadanía del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. Así, observamos que la investigación desarrollada tiene un impacto positivo en el bienestar de las familias con bebés de riesgo neurológico”, señala Bellido