El vegetarianismo puro puede no satisfacer todas las necesidades nutricionales. ¿Es una dieta equilibrada la que incluye entre sus componentes todas las familias de alimentos? Parece que sí. Sin embargo, en los últimos tiempos, la tendencia a renunciar a la ingesta de animales muertos (carne, pescado y sus derivados), ha ido ganando terreno, sobre todo en determinados segmentos de la población, como el público más joven.
¿En qué consiste el vegetarianismo? Esencialmente, es una forma alternativa de comer que elimina los productos ya mencionados de la alimentación. Según quienes la apoyan, sus ventajas para la salud son muy importantes, pero tampoco son nimios los peligros derivados de seguirla sin equilibrar el régimen y variar los alimentos.
Para seguir cualquier dieta, incluso la vegetariana, lo mejor es ponerse en manos de un Nutricionista o un Endocrinólogo. Previamente a iniciarla, es importante «conocerse por dentro», es decir, saber si nuestro organismo está preparado para eliminar carne, pescado y derivados de la dieta sin que bajen las defensas o se dé un fenómeno de malnutrición.
Qué ocurre
Cuando se inicia una dieta vegetariana, se ha de pensar que determinados oligoelementos, necesarios para la vida, van a ver disminuida drásticamente su presencia en el organismo, y que las consecuencias no son buenas. La falta de vitaminas, minerales y proteínas son los problemas más comunes, que pueden derivar en la aparición de raquitismo, trastornos hormonales, desnutrición, osteoporosis y partos prematuros, entre otros muchos trastornos.
Por contra, las ventajas de practicar la dieta vegetariana incluyen, entre otras, una disminución de los niveles de urea en la sangre, por lo que está especialmente indicado para las personas que tienen problemas nefrológicos. Igualmente está indicado para personas con hipercolesterolemia y además, sirve para prevenir la diabetes. Es de gran ayuda para las personas que padecen artritis reumatoide o problemas cardiovasculares. Tiene propiedades antioxidantes, aumenta la vitalidad, hace perder peso y embellece la piel y el cabello.
No sólo en la mesa
La dieta vegetariana, como cualquier tipo de dieta, es mucho más beneficiosa si se abandonan hábitos que se han demostrado perniciosos, como la ingesta de bebidas excitantes, bebidas alcohólicas o el consumo de tabaco y estupefacientes, ni siquiera ocasionalmente. Se ha demostrado, además, que la práctica de ejercicio diario (una media hora caminando a unos 6 kilómetros por hora puede ser una buena forma de empezar), es clave para mejorar la salud.
Los defensores de este tipo de dieta afirman que una cesta de alimentos equilibrada, completa y bajo supervisión de un nutricionista, es buena para cualquier persona y cualquier edad. De hecho, hay quien afirma que «ser vegetarianos» durante una o dos semanas al año es una práctica muy positiva.
Como conclusión, podemos decir que el vegetarianismo no es en sí una dieta más peligrosa que cualquier otra que se siga sin cuidado y orientación. El principio básico de cualquier dieta es que la adaptación a ella debe ser progresiva y escalonada. No se puede prescindir de golpe de un grupo de alimentos, sino que hay que ir reduciéndolos poco a poco. El vegetarianismo puede ser perjudicial para la salud, sobre todo en las dietas más extremas.