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Cerca de 15.000 españoles podrían padecer hipofosfatasia, una enfermedad ósea rara, y no saberlo

La hipofosfatasia (HPP) es una enfermedad genética rara, grave y potencialmente mortal causada por una o varias mutaciones en el gen codificante para la fosfatasa alcalina (ALPL), y a menudo se confunde su diagnóstico. Con el fin de avanzar en su evaluación clínica correcta, investigadores del CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES) del grupo de Manuel Muñoz Torres (investigador de la Universidad de Granada) en el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (Hospital Universitario San Cecilio), han implementado un protocolo útil para evaluar la proporción actual de pacientes afectados con esta enfermedad y han validado el fenotipo asociado a dos nuevas mutaciones identificadas, mediante estudios bioinformáticos y ensayos in vitro a nivel celular.

Según concluyen, casi la mitad de los pacientes no están correctamente diagnosticados y, extrapolando los datos a la población española, podrían existir hasta 15.000 casos potenciales actualmente no detectados.

Las investigadoras Cristina y Beatriz García Fontana afirman que este estudio, publicado en Scientific Reports, “evidencia que es fundamental establecer una evaluación clínica correcta para realizar un diagnóstico adecuado de este trastorno y proporcionar un tratamiento correcto a los pacientes afectados”. Debido a su baja prevalencia, este trastorno metabólico suele estar infradiagnosticado y se suele confundir con alteraciones óseas más frecuentes como la osteoporosis, dando lugar a tratamientos erróneos que podrían empeorar el pronóstico.

Los investigadores del grupo del doctor Muñoz Torres del CIBERFES estiman que la prevalencia en España podría ser el doble que la cuantificada en estudios previos. Para hacer esta extrapolación, se realizó una evaluación de los niveles séricos de la fosfatasa alcalina total en 78.590 pacientes (76.083 adultos y 2.507 niños) durante todo el año 2016. Entre la población adulta se identificaron 1.907 personas con niveles de ALP por debajo del rango de referencia y tras el estudio de las historias clínicas de cada paciente, se descartaron aquellos sujetos que no cumplían con los criterios establecidos en el protocolo propuesto en este estudio. Finalmente, de 56 personas seleccionadas accedieron a participar en el estudio un total de 16, el 81% mujeres, la mayoría asintomáticos o con síntomas leves pero nunca diagnosticados previamente con esta dolencia.

“Usando el protocolo descrito en nuestro trabajo, descubrimos que 7 de los 16 pacientes estaban afectados por hipofosfatasia, lo que indica que casi la mitad de la población estudiada no estaba correctamentediagnosticada en la práctica clínica habitual”, indica la doctora García Fontana. Extrapolando estos datos a la población actual de España, podrían existir 4.000 casos potenciales de hipofosfatasia actualmente no diagnosticados pero podrían ser muchos más.

“Teniendo en cuenta la proporción de posibles pacientes que no participaron en el estudio por diferentes causa (71%) y según nuestros resultados, la estimación actual de posibles casos de HPP no detectados en España podría alcanzar los 15.000”, explica la investigadora del CIBERFES. Esto implica que la prevalencia estimada de HPP leve en nuestro país sería el doble que la publicada anteriormente para Europa (1/3.100 frente a 1/6.370).

Antecedentes de fractura ósea y anomalías dentales

De los pacientes analizados en el hospital granadino, ninguno de ellos contaba con antecedentes familiares de HPP o raquitismo en la infancia, pero ocho pacientes (7 de ellos mujeres) sufrían de fracturas prevalentes, seis de ellos padecían condrocalcinosis sistomática y cinco mostraban anomalías dentales. Con respecto a las evidencias bioquímicas, 10 adultos mostraron una disminución de la fosfatasa alcalina y un aumento de los niveles del sustrato PLP en comparación con los valores de referencia. De estos diez, 7 presentaron mutaciones del gen ALPL, dos de ellas no descritas con anterioridad.

La hipofosfatasia en adultos conlleva una pérdida de mineralización que da lugar a fracturas recurrentes, fracturas femorales, antecedentes de raquitismo y dolor musculoesquelético, además de afecciones dentales. En el caso de los niños es mucho más grave, provocando incluso la muerte prematura a los pocos días de vida, daños cerebrales y problemas respiratorios.

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