El cambio de hora es inminente una primavera más. Adelantaremos las manillas de nuestros relojes y a las 2, serán las 3 de la madrugada, dormiremos una hora menos, con los efectos negativos que tiene el restar horas al sueño.
En contrapartida, los días serán más largos, la exposición a la luz del sol tiene beneficios sobre nuestro organismo y en el estado de ánimo. Diferentes estudios han demostrado que la luz y el clima, influyen en el humor y en la manera en la que afrontamos el día a día.
Sin embargo, este cambio de horario de verano, parece afectar a nuestro descanso nocturno. Algunas personas sienten que no dormían como venían haciéndolo, entrando entonces en el círculo vicioso de la falta de sueño y sus consecuencias.
El porqué del cambio de hora en primavera
Muchos nos preguntamos si tiene algún sentido esta modificación de horario. Es una medida que se adoptó para el ahorro energético, que se utiliza sobre todo en territorios situados a mayor latitud en ambos hemisferios.
En España, un estudio de 2011, llevado a cabo por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, calculó que el ahorro energético era del 5%, además de un tener un impacto positivo en diferentes áreas: medios de transportes, disfrute del tiempo de ocio, productividad… etc.
¿Cómo afecta el cambio de hora a nuestro descanso?
Sin embargo, parece que el cambio de horario de verano no es tan positivo para nuestro descanso nocturno. Una buena parte de la población (sobre todo ancianos y niños) experimenta problemas de sueño, más intensos a la hora de la conciliación. Como consecuencia primera, la falta de sueño deja en nuestro organismo huella: irritabilidad, falta de concentración, somnolencia diurna…
El ritmo biológico y los ciclos circadianos: ¿cómo afecta el cambio de hora a nuestro reloj interno?
El ciclo sueño-vigilia está controlado primordialmente por un reloj biológico interno regulado por la alternancia luz-oscuridad.
Los receptores de la retina envían señales cuando detectan la presencia de luz, al núcleo supraquiasmático, que a su vez envía información a la glándula pineal para inhibir la producción de melatonina, y ya sabemos la influencia decisiva que tiene esta hormona en el sueño.
Si prolongamos una hora la exposición a la luz, nuestro reloj interno puede llegar a descontrolarse. Además este “cronómetro” se correlaciona con los hábitos cotidianos de sueño, y en condiciones normales, siempre tendemos a dormirnos a la misma hora de la noche. Si adelantamos una hora el reloj, nuestro organismo no identificará inmediatamente el cambio, y progresivamente se irá adaptando.
Conviene no estresarse con la situación, ya que pasados unos días, seguramente volveremos a tener un ciclo de sueño normalizado.