El café y el té son estimulantes, si bien es cierto que cuando se toman con regularidad se desarrolla una fuerte tolerancia a ambas bebidas y dejan de hacer tanto efecto. Aunque tienen nombres diferentes, ambos contienen la misma sustancia, la cafeína pero en distinta concentración.
Si nos basamos únicamente en su composición, el café gana por diferencia como estimulante: una taza de té contiene la mitad de dosis de cafeína (40 miligramos) que la que se encuentra en una taza de café filtrado (entre 80-115 miligramos). Los científicos concluyen que la dosis de cafeína no es lo único que contribuye a estimularnos, sino también influye nuestro estado de alerta, de ánimo, de salud etc.
Puede ser que las mayores diferencias entre el café y el té surjan una vez nos hemos metido en la cama. Tras comparar a personas que bebían la misma cantidad de té o café en un mismo día, investigadores de la Universidad de Surrey, Reino Unido, confirmaron que aunque ambas bebidas producen beneficios similares con respecto a la capacidad de atención durante el día, las personas que beben café tienden a tener más complicado conciliar el sueño por la noche, quizás porque es entonces cuando el elevado contenido de cafeína del café empieza a hacerse notar. Por el contrario los bebedores de té, suelen tener un sueño más largo y relajado.
De hecho, en muchas civilizaciones el té es una bebida que se usa de forma medicinal contra las enfermedades mentales. Hay constancia de que el consumo regular de té reduce el estrés a largo plazo y ayuda tener un carácter más sosegado ante situaciones difíciles. Los científicos apuntan que tomar té puede reducir hasta en un 37% el riesgo de sufrir depresión. Del café, por el contrario, popularmente se piensa que produce más estrés, pero hay evidencias de que también ayudan a reducir el riesgo de depresión a largo plazo. Un reciente estudio llevado a cabo sobre 300.000 individuos concluyó que tomar una taza de café al día reduce en un 8% el riesgo de sufrir depresión y otras enfermedades mentales.
Ambas bebidas parecen proteger también de enfermedades del corazón, sobre todo el café, mientras que en el caso del té se cree que sus números antioxidantes, especialmente los flavonoides, pueden ayudar a prevenir distintos tipos de cáncer.
Y en cuanto a las manchas dentales, ¿cuál es más perjudicial? En este apartado sale perdiendo el té. Los científicos coinciden en que los pigmentos naturales del té tienen más posibilidades de adherirse a los dientes, especialmente si se utiliza un enjuague bucal con contenido en clorhexidina que parece que atrae estos pigmentos.
Como hemos visto hay pocas diferencias entre ambas bebidas, por lo tanto, el consumo de cada una depende más del gusto de cada persona. Pero ¡OJO!, aunque ambas bebidas tengan propiedades saludables para la salud no hay que abusar de ellas.
