El abordaje de problemas de salud derivados del estrés, de las dificultades de aprendizaje y desarrollo, la obesidad infantil y las enfermedades prevalentes y emergentes en la infancia; y la potenciación de las habilidades para mantener la salud, el bienestar y el buen trato a lo largo de la vida son retos de una estrategia para la promoción de la salud y el bienestar infantil en Andalucía.
Para empezar, esos chicos y chicas que aprenden, estudian, juegan, crecen y comparten sus capacidades e ideas con nuestra sociedad, deben ser considerados como ciudadanos y ciudadanas constituyentes de un grupo clave, como personas autónomas que precisan ser protegidas y tener figuras adultas comprometidas con su bienestar. Asimismo, hemos de favorecer su participación, dándoles voz e incorporándolas en todas las políticas públicas, apostando por acciones basadas en los valores y recursos positivos que los propios chicos y chicas y la comunidad en la que viven pueden aportar.
La naturaleza propia de la infancia y la adolescencia para crear y dinamizar lo nuevo e innovador y su capacidad de adaptación al medio, como determinante del desarrollo intelectual y emocional, nos hacen deducir que estas personas son protagonistas y participan en la dirección genuina de sus propias vidas, pero esas vidas, en los primeros años, precisan motivación y apoyo para crecer saludablemente. Debemos maximizar y canalizar en los menores la extraordinaria capacidad humana en la actual sociedad del conocimiento para aprender, procesar, comprender, compartir y utilizar grandes cantidades de información, con bajas limitaciones de espacio y tiempo, de forma casi instantánea y con un coste económico cada vez menor.
Ya que además de potenciar las capacidades de los menores, desde una estrategia socio sanitaria pensando en el bienestar y la salud de la infancia y la adolescencia, debemos apostar por el abordaje del conocimiento temprano sobre lo que puede ser útil o afecta a su salud y bienestar. Contando con ellos como aliados: los niños y niñas son capaces de colaborar motivados para el aprendizaje en salud, con generosidad, cooperación y curiosidad. Es vital potenciar el conocimiento sobre el estado de la infancia y las intervenciones para mejora de su calidad de vida e investigando sobre la sociedad del conocimiento, los programas educativos que funcionan, las conductas favorables para la salud y otros asuntos prevalentes o problemas de salud infantil.
Es importante también desarrollar capacidad social para ayudar a los niños y niñas a crecer sanos física y emocionalmente. En contextos en los que viven menores se observa la capacidad de adaptación a nuevas formas de vivir que es propia de las etapas evolutivas en las que el aprendizaje y la conducta experimental tienen mayor presencia. El juego y la comunicación para aprender a vivir y el manejo de la información relevante para la vida, son herramientas imprescindibles para vehiculizar la salud y el bienestar de las personas más jóvenes. La clave para el futuro de los planes dirigidos a promover el bienestar y la salud de la infancia está en centrarse en el aprendizaje formal e informal, tanto escolar y académico, como no escolar, expandido o en forma de juego (presencial o virtual). Consideramos la educación infantil como estrategia base y génesis de cualquier intervención que pretenda ser exitosa en términos de bienestar y salud infantil.