La enfermedad infecta aproximadamente al 75% de los niños durante el primer año de vida y a cerca del 100% al final del segundo año. De ellos, entre el dos y el tres por ciento de la población de menos de dos años será hospitalizada y la mortalidad anual de los niños ingresados se cifra entre el uno y el dos por ciento. Con todo, en nuestro medio, la mortalidad apenas existe. Publicaciones recientes muestran la relación entre el VRS y el posterior desarrollo de hiperreactividad bronquial o sibilancias de repetición, en aquellos niños que sufrieron una infección por VRS en vías respiratorias inferiores a edad temprana. Esta relación indica que las estrategias de prevención del VRS pueden tener importancia en el posterior desarrollo de esas sibilancias.
Grupos de riesgo
Los grupos de riesgo para infección VRS grave son principalmente niños prematuros nacidos en un plazo inferior o igual a 35 semanas durante su primer año de vida, niños con neumopatías crónicas (enfermedad pulmonar crónica o displasia broncopulmonar, fibrosis quística), niños con cardiopatías congénitas, inmunodeprimidos y trasplantados. El asma y el tabaquismo en la madre también se ha asociado con un riesgo elevado de bronquiolitis en el lactante. Señalar que los ex prematuros son una población de riesgo con un elevado porcentaje de infecciones graves y hospitalizaciones por VRS durante la estación invernal, cuando predominan las viriasis respiratoria. La frecuencia de hospitalizaciones por VRS oscila entre un 13% en los prematuros nacidos en la semana 32 o anteriores de gestación, alcanzando hasta el 25% si tienen enfermedad pulmonar crónica y el 5% si su edad de gestación está comprendida entre 32
y 35 semanas. Esta enfermedad se manifiesta inicialmente como una infección respiratoria de las vías altas con rinorrea, estornudos y tos, en ocasiones con fiebre, y posteriormente se añaden los signos de dificultad respiratoria aguda: taquipnea, cianosis, aleteo nasal y tiraje intercostal.
Qué hacer
No existe un tratamiento específico, habitualmente y dependiendo de la intensidad del cuadro respiratorio se utilizan tratamientos farmacológicos como broncodilatadores, corticoides o adrenalina nebulizada según la gravedad del cuadro, siendo muy eficaz la
oxigenoterapia para el episodio agudo de la bronquiolitis. Las dos únicas medidas que han mostrado su eficacia para la prevención de la infección del VRS se fundamentan en Medidas Higiénicas (lavado de manos, evitar contacto con catarro, lugares donde haya mucha gente en poco espacio, etcétera) y la administración de Palivizumab. A pesar de todo, se están produciendo algunos avances en el desarrollo de nuevas vacunas y moléculas en contra del VRS, no se dispone todavía de ninguna de ellas. El Palivizumab se administra durante los meses de octubre a marzo (con variaciones en función de cada zona climática) en inyección intramuscular mensual, cuya
efectividad no puede cuestionarse hoy en día. Además, no interfiere en el calendario vacunal ordinario ni en la vacuna antigripal.
Con todo, el elevado coste de este fármaco obliga a restringir su uso a grupos de riesgo, según las recomendaciones elaboradas por las Sociedades Científicas. Éstas admiten como tales grupos de riesgo a los prematuros de entre 32 y 35 semanas de gestación, con el objetivo de limitar el uso generalizado de Palivizumab. Dichas recomendaciones destacan dos factores mayores de riesgo: edad cronológica inferior a 10 semanas al inicio de la estación, o haber nacido en las 10 primeras semanas de la estación, y hermano mayor que vaya a la escuela o asista a la guardería, y dos factores menores: madre fumadora durante la gestación y sexo varón.
Recomendaciones
La importancia de la infección por VRS no es sólo su frecuencia y el coste derivados de la enfermedad en la fase aguda, sino las secuelas que ocasiona a largo plazo. Unas secuelas que desde hace años se tratan con éxito, y desde aquí les envío mi agradecimiento, en el Servicio de Neonatología de la Unidad de Gestión Clínica de Pediatría del Hospital Universitario San Cecilio, donde se realiza esta
inmunoprevención, iniciada hace más de una década en ex prematuros, cardiópatas y neumopatias crónicas, que como ya se ha señalado ha repercutido de forma muy beneficiosa en la calidad de vida de todos estos niños. El mantenimiento de esta inmuno profilaxis seguirá repercutiendo de forma muy positiva en la prevención de las complicaciones respiratorias derivadas de dicha infección.