El recorrido por los casi 5.000 metros cuadrados de laboratorios y fábrica -una inversión de 20 millones de euros- fue de aproximadamente una hora, tiempo suficiente para que las autoridades conocieran de primera mano la «cuna» de la bemiparina de Rovi: un tratamiento inyectable para combatir y prevenir la trombosis. Las instalaciones se han convertido, después de cuatro años de trabajo, en el mayor complejo industrial y de investigación biofarmacéutica de España desde que finalizara en 2008 su construcción.
Los Reyes, ataviados con la bata blanca preceptiva en este tipo de dependencias, atendieron interesados a las explicaciones del director de Rovi, Ibón Gutierro, que les mostró el centro de I+D+I, donde se prevén fabricar unos 1.200 kilogramos anuales de este principio activo, que se trata de una heparina de segunda generación.
Según explicó Ibón Gutierro, uno de los siguientes objetivos de los científicos de Rovi es la búsqueda de una formulación oral de bemiparina, que hasta ahora sólo existe inyectable, así como la investigación de otras moléculas para el tratamiento de úlceras tópicas crónicas. «Probablemente presentemos los resultados del primer ensayo oral de bemiparina el próximo julio», apostilló el director de la planta, donde actualmente trabajan unas 40 personas.
Esta empresa farmacéutica -de tipo familiar y con sesenta y tres años de historia- no es la primera vez que recibe el reconocimiento de la Casa Real española, ya que fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias 2003 a la Innovación Tecnológica.
Al final de la visita, el presidente de Rovi, Juan López-Belmonte, poco antes de que don Juan Carlos descubriera una placa conmemorativa del acto de inauguración, agradeció al Gobierno central y autonómico el apoyo prestado a la planta, y al Ayuntamiento, la agilidad y eficacia en la concesión de las licencias para su instalación en el PTS.
Un cóctel para autoridades e invitados puso punto y final al pistoletazo de salida de esta magnífica empresa cuyo establecimiento en Granada ha sido posible gracias a los recursos internos generados por la farmacéutica, así como las subvenciones de la Junta de Andalucía, del Ministerio de Economía y Hacienda, y del Programa de Parques Tecnológicos que puso en marcha el Ministerio de Educación y Ciencia.