El aceite de oliva es uno de los productos clave de la dieta mediterránea, complemento indispensable para cocinar e ingrediente habitual de muchas recetas. Este aceite se obtiene de la aceituna, el fruto del olivo que se cultiva en el área mediterránea desde hace miles de años. Los beneficios demostrados de este aceite para el organismo son tan numerosos que incluso se le conoce como ‘oro líquido’.
Componentes del aceite de oliva
El aceite de oliva está compuesto principalmente por:
- Ácidos grasos monoinsaturados, especialmente ácido oleico.
- Ácidos grasos saturados, como el ácido palmítico y el esteárico. Aunque estos ácidos grasos pueden fomentar la aparición de colesterol ‘malo’, sus cantidades son pequeñas en el aceite de oliva.
- Ácidos grasos poliinsaturados (ácido linoleico) como el omega 3 y 6.
- Vitamina E.
- Beta-caroteno (provitamina A), un potente antioxidante.
- Polifenoles: también potentes antioxidantes, presentes sobre todo en las variedades virgen.
Beneficios para el organismo del aceite de oliva
El aceite de oliva tiene los siguientes beneficios para la salud y el organismo:
- Previene las enfermedades cardiovasculares: los ácidos grasos del aceite de oliva virgen, especialmente el ácido oleico, ayudan a reducir el colesterol LDL (‘malo’) y a aumentar el HDL (el ‘bueno’). Además incrementan la vasodilatación arterial, mejorando la circulación sanguínea y disminuyendo la presión arterial.
- Mejora las funciones cognitivas: las personas que consumen grasas monoinsaturadas (como las que incluye el aceite de oliva) gozan de mejores funciones cognitivas y mayor desarrollo cerebral. Las grasas además favorecen la formación de membranas celulares y tejido cerebral. Por su parte, los polifenoles potencian el nacimiento de nuevas neuronas según algunos estudios. Las grasas saludables del aceite, por tanto, ayudan a retrasar el deterioro mental de enfermedades como el alzhéimer.
- Mejora el sistema inmunitario: los antioxidantes presentes en el aceite ayudan a fortalecer el sistema inmunitario y, por tanto, a prevenir enfermedades.
- Mantiene los huesos fuertes: el aceite de oliva contribuye a una correcta mineralización de los huesos y limita la pérdida de calcio durante el envejecimiento, lo que previene enfermedades como la osteoporosis.
- Retrasa el envejecimiento gracias a la alta concentración de los polifenoles y su efecto antioxidante. El aceite retrasa la aparición de las arrugas y mantiene la elasticidad de la piel.
- Ayuda a perder peso: consumir grasas saludables como las del aceite de oliva puede ser beneficioso a la hora de quemar calorías, pues acelera el metabolismo.
- Regula el tránsito intestinal: elimina la inflamación o irritación intestinal y reduce el estreñimiento leve.
- Reduce la acidez del estómago: consumir grasas de tipo monoinsaturado (como las del aceite de oliva) lleva a una reducción de la acidez intragástrica. Además favorece la función digestiva, protegiendo al organismo frente a las enfermedades gastrointestinales.
- Previene el cáncer: los antioxidantes presentes en el aceite ayudan a reducir el daño causado por los radicales libres. Además el aceite de oliva genera patrones hormonales que no estimulan los procesos cancerígenos, altera menos el sistema inmune y genera niveles significativamente inferiores de eicosanoides relacionados con el crecimiento tumoral.
- Previene la diabetes de tipo II: según un estudio publicado en la revista Diabetes Journal, los participantes que consumieron aceite de oliva redujeron el riesgo de desarrollar diabetes tipo II en más del 40%. Esto se debe a sus efectos positivos sobre la glucemia y la sensibilidad a la insulina.
- Alivia el dolor de las articulaciones: el aceite de oliva virgen extra puede reducir el dolor en las articulaciones. Asimismo, disminuye la inflamación y el estrés oxidativo en personas con artritis reumatoide.