El mecanismo de acción del olfato, activa cilios presentes en las fosas nasales que provocan reacciones en nuestro organismo, y en el caso de la aromaterapia la acción directa sobre cuestiones fisiológicas como la presión arterial o el ritmo cardíaco no está demostrada, pero lo cierto es que la estimulación de la glándula pituitaria, al menos estimula un recuerdo que evoca sensaciones y puede influir en nuestro estado de ánimo, así este tipo de práctica está especialmente recomendada para calmar estados de ansiedad leves, estrés moderado y por supuesto insomnio.
Como indicamos al principio, cada tipo de estado tendría su aceite indicado, y viceversa, ciertas sustancias para aromatizar estarían especialmente indicadas para utilizarse en determinadas situaciones. Entonces, si nos centramos en la relajación, en calmar el ánimo, sosegarnos y crear una atmosfera propicia para el sueño deberíamos centrarnos en elegir aceites como los que provienen de la lavanda, camomila, hierba luisa, bergamota, ylang-ylang, vainilla… así como sus mezclas adecuadamente combinadas. En cuanto a la administración para el uso que pretendemos, la mejor manera para poner en marcha esta práctica su administración es aérea y cutánea. Podríamos probar, para practicar la aromaterapia, ponte cómodo y date un baño aromático, con cuatro o cinco gotas de aceite en el baño, un masaje… También gracias a la naturaleza volátil de estas sustancias, son perfectas para impregnar las estancias de fragancia, bien a través de quemadores, o bien rociando sabanas, así como distribuyendo velas y varillas de olor de manera estratégico por el dormitorio. Así que prepárate para experimentar en casa el bienestar que la aromaterapia proporciona, y… ¡felices sueños en tu colchón LoMonaco!