La apnea del sueño es un trastorno que sufren algunas personas al dormir y que se caracteriza por una obstrucción de las vías aéreas que impide la respiración. Se identifica a menudo por la presencia de fuertes ronquidos y jadeos y la fatiga que provoca durante el día.
Qué es la apnea del sueño
La apnea del sueño es un trastorno del sueño en el que la respiración se detiene y recomienza de forma repetida. Aunque comúnmente se habla de la apnea del sueño de forma genérica en realidad existen dos tipos:
- Apnea obstructiva del sueño: es la forma más común de apnea. Ocurre cuando los músculos de la parte posterior de la garganta se relajan, provocando que las vías aéreas se estrechen o cierren cuando se respira. Esto puede provocar que baje el nivel de oxígeno en sangre y entonces el cerebro detecta que no puede respirar y despierta brevemente a la persona para que vuelva a abrir las vías aéreas. Este despertar es tan breve que muchas veces no se recuerda. El colapso de las vías respiratorias es periódico, especialmente en algunas fases del sueño (como la REM) y se puede repetir hasta más de 30 veces en una hora.
- Apnea central del sueño: es un tipo menos frecuente de apnea que ocurre cuando el cerebro deja de transmitir señales a los músculos de la respiración. Esto se traduce en que no se hace el esfuerzo para respirar durante un tiempo muy breve. En este caso es probable que la persona se despierte con dificultad para respirar o que le cueste volver a dormirse.
Existe un tercer tipo llamado ‘síndrome de apnea del sueño compleja’, que ocurre cuando se padecen tanto la apnea obstructiva como la central.
Causas de la apnea del sueño
En el caso de la apnea obstructiva del sueño, se produce porque los tejidos de la vía aérea se cierran y bloquean la respiración, causando la apnea. Los factores que pueden aumentar el riesgo de tener apnea son:
- La obesidad.
- Tener amígdalas o vegetaciones grandes que puedan taponar la vía respiratoria.
- Poseer una lengua que se retrotraiga hasta la vía respiratoria.
- Tener un cuello grueso.
- Determinadas formas de paladar o de la vía respiratoria que originan su colapso.
- Tener el maxilar inferior más corto que el superior.
Además de todo esto tienen más probabilidad de sufrirla los hombres, personas más mayores, personas con antecedentes familiares de apnea y personas con congestión nasal. Además el consumo de alcohol, sedantes, tranquilizantes y tabaco también puede empeorarla.
En cuanto a la apnea central del sueño los factores principales de riesgo son:
- Ser mayor.
- Ser hombre.
- Tener insuficiencia cardiaca congestiva.
- Usar analgésicos narcóticos.
- Haber tenido un accidente cerebrovascular.
Síntomas de la apnea del sueño
Los síntomas en ambos tipos de apnea coinciden y son:
- Ronquidos fuertes: son la manifestación más visible que puede alertar sobre la apnea.
- Episodios durante el sueño en los que se deja de respirar. Estas apneas interrumpen los fuertes ronquidos. El periodo de silencio va seguido de un resoplido con jadeo mientras el paciente intenta volver a respirar.
- Dolor de cabeza al despertarse.
- Insomnio.
- Fatiga y somnolencia diurna. Esto provoca que la persona se duerma en situaciones inapropiadas. También puede reducir la atención y provocar irritabilidad.
- Despertarse con la boca seca.
Además de todo esto pueden aparecer alteraciones respiratorias y cardiovasculares, depresión e hinchazón de piernas.
Tratamiento de la apnea del sueño
El tratamiento más habitual para la apnea del sueño es la CPAP (presión positiva continua de la vía aérea), recomendada para casi todos los pacientes. Es un generador de presión que transmite, mediante una mascarilla nasal, una presión continua en la vía aérea superior, impidiendo que colapse. Suele tener un efecto muy rápido y sus efectos secundarios son casi inexistentes o transitorios. Otra manera de mantener la garganta abierta es usar un aparato bucal de avance mandibular, aunque esto es menos efectivo que la CPAP.
También se puede realizar una intervención quirúrgica si existen lesiones como pólipos o hipertrofia de las amígdalas, o si no se tolera la mascarilla por la existencia de daños en la vía aérea superior.
Para prevenir su aparición o mejorar la apnea lo mejor es perder peso, así como aplicar medidas higiénico-dietéticas, realizar ejercicio físico, dejar de fumar y evitar el consumo de alcohol. Además conviene dormir boca abajo o de lado en lugar de boca arriba.