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El costalero, un superhombre

COSTALERO_RETOCADO

El hombre de trono debe tener la resistencia propia de un jugador de rugby para aguantar todo el recorrido procesional con su Virgen o Cristo cargados al hombro, lo que supone un esfuerzo físico mantenido similar al que realizan triatletas, corredores de maratón y levantadores de halterofilia.

Así lo han asegurado dos experimentados hombres de trono de la Archicofradía del Paso y la Esperanza de Málaga que, debido a sus profesiones, han realizado estudios sobre el esfuerzo físico y los efectos que tienen sobre la salud procesionar una imagen. Por un lado, el profesor de Educación Física José María Hinojosa ha averiguado mediante un dispositivo que integra un sistema de entrenamiento deportivo, un pulsómetro y un GPS que los portadores realizan un trabajo «predominantemente aeróbico» más el esfuerzo de soportar un peso cambiante que oscila entre 12 y 21 kilogramos.

Tanto el trabajo como el esfuerzo se realizan durante un periodo de tiempo bastante prolongado, de entre seis y siete horas, por lo que el hombre de trono debe reunir unas buenas cualidades físicas. Entre los datos que ha recogido durante varios años mientras portaba el trono del Nazareno del Paso, Hinojosa ha destacado que la frecuencia cardíaca de los hombres de trono oscila entre las 90 y las 110 pulsaciones por minuto -cuando lo normal está entre las 60 y 70- alcanzando los valores más altos en las maniobras.

Mioglobina en la sangre

Por su parte, el traumatólogo y también portador Aurelio Andrés Díaz, ha manifestado que en un análisis de orina que se hizo justo después de llevar el trono detectó mioglobina, una sustancia que se eleva al realizar esfuerzos y que aparece en levantadores de halterofilia, triatletas y corredores de maratón. A nivel circulatorio, aumentan las células que producen una inflamación y se liberan una serie de enzimas que están dentro del músculo y se filtran a través del riñón, por lo que Díaz recomienda hacerse un análisis de salud básico antes de cargar el trono para descartar enfermedades previas que puedan agravarse con el esfuerzo.

Además de un chequeo médico previo, el facultativo recomienda realizar carrera continua y abdominales al menos seis semanas antes de la procesión para evitar lesiones en el aparato locomotor, como hernias discales o contracturas. Una vez bajo el varal, tanto Hinojosa como Díaz aconsejan olvidarse de las promesas de no comer ni beber nada durante todo el recorrido, aunque sustituyendo el bocadillo de embutido por barritas energéticas y bebidas isotónicas al más puro estilo de los ciclistas para evitar que decrezca el rendimiento.

 

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