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Aconsejan que los niños no vean la TV más de una hora

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Los psiquiatras especializados en la atención al niño y adolescente recomiendan a los padres y tutores que éstos no ven la televisión o jueguen a las videoconsolas más de una hora al día para evitar su «aislamiento», un factor que puede predisponer a patologías mentales en el futuro.

La presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (AEPNyA), la gallega María Dolores Domínguez,ha relatado que el periodo que cada niño o adolescente puede dedicar al ocio a través de las nuevas tecnologías es variable según cada persona, aunque por regla general lo recomendable es no sobrepasar los 60 minutos diarios. Esto es así porque los medios virtuales son «solitarios» y evitan «recibir otro tipo de informaciones y de interacciones, y de realizar distintas actividades», lo que a menudo desemboca en que el hijo sea reacio a salir de su casa a jugar con otros niños.

«Sólo una hora, y después hay que salir a respirar, a correr, a hacer ejercicio porque si te sientas frente a una consola renuncias a unos amigos y al descubrimiento de otros elementos reales que pueden ser interesantes», ha resaltado.

En todo caso, los psiquiatras infantiles no consideran el uso de las nuevas tecnologías como una enfermedad en sí misma sino como un elemento que «puede limitar a la persona». «Es uno de los factores que, como podría ser estudiar durante todo el día, vivir en un internado, estar en una isla desierta o salir por la noche todos los días, están por ahí y no determinan ninguna patología específica pero sí predisponen y contribuyen a formar a una persona», ha advertido.

Predisposición

Domínguez ha opinado que los niños de hoy en día están más predispuestos al uso de las nuevas tecnologías que antes por el simple hecho de que imitan a sus padres y hermanos mayores, y también porque esos artículos han pasado a ser «parte de su entorno». Sus principales problemas son, al igual que en los adultos, las depresiones, los trastornos de ansiedad, obsesivos y alimentarios, y las esquizofrenias. Sin embargo, también presentan otros más específicos, como los trastornos del desarrollo, el autismo o retrasos intelectuales y mentales, o los psicomotrices, algunos de los cuales no son una patología pero condicionan al niño en su etapa adulta con secuelas.

Tradicionalmente, uno de los principales obstáculos era que el niño normalmente «no se queja» y que su entorno veía algunos de esos problemas como cosas que «con el tiempo se pasan», algo que en los últimos tiempos se está corrigiendo.

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