Hoy se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia, una enfermedad de causa desconocida, difícil diagnóstico y consecuencias devastadoras en la calidad de vida de los afectados, unos 700.000 en España.
Dolor intenso y fatiga crónica que no mejora con el reposo son dos de las manifestaciones más comunes en los enfermos, en su mayoría mujeres. Aunque no tiene curación, comienzan a surgir opciones terapéuticas como la nutriterapia, que consigue disminuir «notablemente» el número de crisis y su intensidad, según comenta el doctor José Francisco Tinao, experto en este trastorno «invalidante» que afecta a en torno un 2% de la población.
Los últimos descubrimientos se centran en la afectación del proceso de eliminación de tóxicos del organismo, una disfunción que puede abordarse con nutriterapia. Entre los procesos del organismo implicados en este trastorno se encuentra el caso de las vías de detoxificación hepática, es decir, los mecanismos por los que el hígado elimina toxinas. Según ha detallado el experto, en estos pacientes estos mecanismos suelen estar «muy alterados» y acumulan una carga tóxica importante que repercute «muy negativamente» en su estado general.
Para ello, ha insistido en los beneficios de la administración de nutrientes a dosis terapéuticas, de manera que actúan como si fuera un fármaco y consiguen retrasar los brotes y disminuir su intensidad al encontrarse el organismo más libre de tóxicos. Estos productos ayudan a reequilibrar alteraciones intestinales, muy prevalentes en pacientes con fibromialgia. «Muchos afectados además tienen síndrome del intestino permeable, lo que implica que el intestino, responsable del 70% del sistema inmunitario, no actúe como una barrera adecuada que filtra los elementos nocivos», ha apuntado Tinao.
El ejercicio, muy bueno
También ha hecho hincapié en que en estos enfermos se ha demostrado que el ejercicio físico adecuado es muy importante, ya que fortalece la musculatura y mejora el estado general.
Los afectados de fibromialgia ven cómo todas las áreas de su vida se ven seriamente limitadas: su carrera profesional, sus relaciones sociales, su actividad intelectual e incluso su vida familiar y de pareja. Como consecuencia de este trastorno, es muy frecuente que aparezcan cuadros de ansiedad y depresión.
«A esta sintomatología tan complicada hay que sumarle la incomprensión que sufren muy a menudo estas pacientes, que en una proporción muy alta van de médico en médico sin conseguir que les hagan un diagnóstico adecuado durante mucho tiempo», ha comentado el doctor. De hecho, es muy frecuente que se atribuyan los síntomas a un trastorno de tipo psicológico o psiquiátrico, lo cual empeora aún más el estado anímico de las personas afectadas.