L-triptófano: Que palabreja ¿no? Pues resulta ser un aminoácido natural precursor de la serotonina y la melatonina. La serotonina es importante para el bienestar, mientras que la melatonina es un activador cerebral del sueño. Son alimentos ricos en triptófano son: el queso, yogurt, leche, pavo, almendras, cacahuetes, huevos, piña, cereales integrales y garbanzos. Consumidos tres horas antes de acostarse en cantidades no copiosas, favorecen la entrada en sueño.
Melatonina: Acabamos de hablar de ella, es una hormona que produce la glándula pineal que parece influir en mejora la calidad del sueños y es la responsable de los ciclos sueño-vigilia. De forma natural la encontramos en los siguientes alimentos: fresa, plátano, cereza, maíz, vino tinto, tomates, arroz…etc.
Magnesio: Despertarte varias veces durante la noche, tener un sueño superficial y poco profundo, puede ser un síntoma de falta de magnesio. Encuentra tu aporte tomando un puñado de nueces todos los días.
Ácidos grasos omega 3 y omega 6: Estudios coinciden en que personas con altos niveles de ácidos grasos, suelen contar con mayor capacidad para conseguir un sueño largo y profundo (sueño reparador). Podemos encontrar altos niveles en pescados azules, algunos pescados blancos, algunos frutos secos, aceite de oliva y girasol…etc.
Recordando esa famosa frase, si «somos lo que comemos», entonces descansaremos según comemos.