El consumo de alcohol se ha consolidado a nivel mundial como una de las principales causas de empeoramiento de salud. De hecho, lo señalan como uno de los causantes de determinado porcentaje de fallecimientos en todo el planeta. Es por ello que este viernes, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social emitió una infografía en su perfil oficial de la red social Twitter para explicar cómo afecta el alcohol a nuestro organismo.
En dicha publicación, advierten que “una resaca es solo la primera consecuencia” y que “consumir alcohol se asocia a numerosas enfermedades, entre ellas, al menos siete tipos diferentes de cáncer.
Una resaca es sólo la primera consecuencia: consumir #Alcohol se asocia a numerosas enfermedades, entre ellas, al menos 7 tipos de cáncer #EPSP
➡️https://t.co/yVslF59YIV pic.twitter.com/bJeN6Z7Smg— Min. Sanidad (MSCBS) (@sanidadgob) 21 de septiembre de 2018
Entre esas consecuencias a largo plazo se apunta a nueve órganos y funciones que se ven afectadas de forma directa:
El cerebro: Al ser un depresor ralentiza el funcionamiento. También altera las reacciones químicas que se suceden en él con el que aumenta el riesgo de depresión y ansiedad. Beber mucho durante periodos prolongados tiene efectos a largo plazo en la memoria.
El corazón: Un consumo bajo de alcohol en personas bajas puede tener un efecto protector sobre el infarto agudo de miocardio, pero el riesgo se incrementa de manera exponencial con consumos más elevados.
La presión arterial: El consumo de alcohol aumenta la presión arterial y el riesgo de hipertensión con una relación dosis respuesta.
Mama: Aumenta el riesgo de padecer cáncer.
Estómago: Consumo intensivo irrita el estómago y puede producir náuseas y diarrea. A largo plazo se asocia con un aumento del riesgo de cáncer de estómago.
Páncreas: Puede provocar pancreatitis tanto aguda como crónica. Aproximadamente la mitad de las personas con pancreatitis crónica desarrollan diabetes.
Hígado: Puede derivar en enfermedades hepáticas y causar daños irreparables como la cirrosis hepática. Aumenta el riesgo de contraer cáncer hepático.
Intestino: Puede provocar síntomas de intestino irritable. También, aumenta el riesgo de cáncer.
Salud sexual y reproducción: Puede producir una disminución de la lívido e impotencia en los hombres, además de problemas de fertilidad.
