EPOC y tabaco

La EPOC es una enfermedad crónica de los pulmones que tiene su principal causa en la exposición constante a las partículas del tabaco. El EPOC es una de las patologías más frecuentes en los adultos españoles. De hecho, el estudio EPI-SCAN II, realizado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), cifra en un 12,4% la prevalencia de la EPOC en la población española de más de 40 años. Esta enfermedad afecta mucho a la calidad de vida de los que la sufren, y por ello hay que conocer cuáles son sus causas y cómo evitar su desarrollo.

Qué es la EPOC

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una enfermedad crónica inflamatoria de los pulmones caracterizada por la obstrucción del flujo de aire. Esta obstrucción principalmente se debe a dos tipos de lesiones: el enfisema (destrucción de las paredes de los alveolos) o la bronquitis crónica (inflamación de los bronquios y obstrucción de los mismos por el moco).

Las personas con EPOC además de sufrir la obstrucción de los pulmones, tienen más riesgo de padecer enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón, presión alta en las arterias pulmonares, depresión y otras afecciones respiratorias.

Causas de la EPOC

La EPOC es causada por una agresión constante sobre las vías respiratorias mantenida durante años. La principal causa es el tabaquismo, aunque también pueden sufrirla las personas que han padecido asma crónico, que han trabajado en un ambiente con polvo y partículas sin protección o que han estado sometidas durante mucho tiempo a una gran contaminación ambiental.

Los factores de riesgo de padecer EPOC incluyen:

  • Exposición al humo de tabaco: el tabaquismo crónico es la principal causa de la EPOC en España. La influencia del tabaco en esta enfermedad no está relacionada con el número de cigarros que tome la persona fumadora, sino con el tiempo que lleva en contacto con el tabaco (a más años, más probabilidad de desarrollarla). Además, no sólo la sufren las personas fumadoras, sino también aquellas que han estado expuestas de forma constante al humo de otros fumadores.
  • Exposición a polvos y sustancias químicas en el trabajo.
  • Exposición a gases de combustión.
  • Edad: como aparece lentamente, son las personas mayores de 40 años las que empiezan a notar los síntomas.
  • Genética.

Síntomas de la EPOC

Los síntomas suelen aparecer cuando ya se ha producido un daño significativo y generalmente empeoran con el tiempo, sobre todo si el paciente se sigue exponiendo al tabaco. Principalmente son:

  • Dificultad para respirar, sobre todo durante la actividad física.
  • Fatiga.
  • Tos.
  • Producción de mucosidad.
  • Silbido al respirar (sibilancia).
  • Sensación de opresión en el pecho.
  • Color azul en los labios o los lechos ungueales.
  • Infecciones respiratorias frecuentes.
  • Falta de energía.

Las personas con EPOC pueden sufrir reagudizaciones, periodos de varios días durante los cuales los síntomas empeoran.

Tratamiento y prevención

La EPOC es una enfermedad crónica y por tanto no tiene cura. No obstante, con un tratamiento adecuado, la mayoría de las personas que padecen EPOC pueden controlar los síntomas y tener una buena calidad de vida, además de reducir el riesgo de padecer otras afecciones relacionadas. Se pueden usar medicamentos como broncodilatadores y esteroides, pero para casos graves se hace necesaria la oxigenoterapia.

Las recomendaciones generales para pacientes con EPOC incluyen salir a caminar y evitar el aire muy frío o muy caliente, que pueden afectar a las vías respiratorias. No obstante, la principal recomendación para los pacientes con EPOC es que, si fuman, dejen de hacerlo. El tabaquismo no sólo provoca la enfermedad sino que puede continuar empeorándola.

Para prevenirla la EPOC hay que tener una vida sana y activa en la que además se evite la alta contaminación, se utilicen las protecciones adecuadas contra los humos en el trabajo y se realice actividad física. Además, ya que la mayor parte de los casos de EPOC están relacionados con el tabaquismo, la mejor manera de prevenir la EPOC es no fumar o dejar de hacerlo. También conviene evitar la exposición al humo de otros fumadores de forma constante.

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