La irregularidad de horarios a la hora de dormir, según un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid, influye negativamente en el rendimiento académico y social, sobre todo en el caso de los adolescentes, entre los que es habitual que duerman un número de horas bastante diferente si es un día entre semana o se trata de fines de semana. Esta irregularidad supondría un desfase entre su reloj biológico y su reloj social, que a su vez disminuye el rendimiento cognitivo de los jóvenes, que además el estudio apunta, es mayor en el caso de las chicas.
Sobra decir que un descanso de calidad es el ingrediente imprescindible para poder “recargar las pilas” y seguir con las tareas a las que nos enfrentamos diariamente. Durante el sueño, tanto nuestro cuerpo como el cerebro se regeneran, recuperan la energía perdida y se deshacen de toda aquella materia/información que no les resulta de utilidad. Los adolescentes han admitido dormir hasta unas 3 – 4 horas más los fines de semana para recuperar el “sueño perdido” durante la semana, impidiendo así mantener un hábito de sueño. No es difícil de intuir que de esta manera, aumenta la posibilidad de sentir una mayor somnolencia durante los días entresemanas, produciéndose una dificultad para concentrarse y memorizar los contenidos expuestos en clase. Pero esta no es la única consecuencia de esta “falta de sueño”: sentirnos cansados empeora nuestras relaciones sociales, además de ponernos de peor humor y mermar nuestra paciencia.
El estudio se realizó sobre una muestra de 796 personas de entre 12 y 16 años y la conclusión fue clara: los adolescentes que duermen poco entre semana reservándose este “privilegio” para los fines de semana presentan un menor rendimiento académicoy cognitivo (sobre todo el numérico, espacial, verbal y de razonamiento) en comparación con los jóvenes que duermen de forma más regular. «En las chicas, el «jet-lag» social se relaciona con un peor rendimiento en todas las pruebas de habilidades cognitivas (excepto la prueba de fluidez verbal) y con peores notas académicas», destaca Díaz-Morales profesor de Psicología Diferencial de la UCM y coautor del estudio. Mientras que en los chicos, el sueño irregular está más asociado a un peor rendimiento en pruebas de razonamiento inductivo y de aptitud numérica.
La razón es sencilla: nuestro cuerpo se ajusta siempre a los intervalos de luz e intenta repetir esta dinámica día tras día, si rompemos la rutina, sentimos un mayor cansancio físico y agotamiento mental.
El estudio indica que algunas de las causas que explican este desfase pueden ser el uso de dispositivos móviles que desprenden una mayor cantidad de luz ante la cual se exponen por la noche. De esta manera “confunden” a su reloj biológico, posponiendo así la hora de acostarse. También influyen las actividades sociales como quedar más tarde con sus amigos, practicar un deporte cuando ya ha oscurecido o incluso ver la televisión hasta tarde. Los expertos coinciden: “el sueño perdido no es recuperable” y tenemos que dedicar al descanso, en un colchón adecuado como el Triple Natura Plus el tiempo que se merece…