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Solución a la hiperhidrosis sin pasar por el quirófano

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Todos sudamos. Es algo natural. El sudor es necesario para regular la temperatura corporal. Ahora bien, un 1% de la gente transpira más de la cuenta debido a un mal funcionamiento de su sistema simpático. Son esas personas a las que el desodorante les abandona de tal manera que llevan la ropa empapada a la altura de las axilas; a otros les chorrea agua por la cara o tienen siempre las manos empapadas; y hay quien el exceso de humedad lo tiene en los pies. Todos ellos sufren hiperhidrosis debido a un mal funcionamiento de las glándulas sudoríparas.

La forma más común es la hiperhidrosis palmar o de manos, que supone entre el 60% y el 70% de los casos. La de cara o facial representa el 20% y la de axilas, el resto. La de los pies va, por lo general, asociada a una de las anteriores. Sea cual sea su expresión, esta dolencia supone un problema. «Provoca un verdadero sufrimiento psicológico para muchas personas», señala el cirujano torácico de la Clínica Universidad de Navarra Carlos García Franco. La explicación es sencilla. Quien suda en exceso tiene un problema a la hora de relacionarse, ya que el simple hecho de dar la mano le genera inseguridad.

Hasta ahora la forma de abordar esta dolencia era doble: dermatológica y quirúrgica. La primera se realiza mediante inyecciones de toxina botulínica (lo que se conoce como bótox). Este tratamiento está indicado sobre todo para la sudoración severa de axilas. El inconveniente es que, al igual que ocurre cuando se utiliza para hacer borrar las arrugas, los efectos vienen a durar un máximo de seis meses.

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La solución definitiva que se indica para las hidrosis facial y palmar es la cirugía laparascópica. Según detalla García Franco, consiste en efectuar «dos incisiones a cada lado del tórax para cortar la cadena simpática. Es eficaz en el 95% de los casos de sudor severo de manos y en el 85% de los episodios de exceso de transpiración en la cara». «La gente queda muy satisfecha, pero como cualquier intervención no está exenta de riesgos, además de que requiere anestesia general», advierte el experto. Entre ellos, que se produzca una «sudoración compensatoria» en otras zonas del cuerpo, como puede ser la espalda, muslos o glúteos.

Las personas que presentan contraindicaciones para someterse a una cirugía o son reticentes a pasar por quirófano para dejar de sudar tienen ahora una alternativa: la radiofrecuencia percutánea. Se trata de una técnica que ha sido desarrollada por un equipo de especialistas de la Clínica Universidad de Navarra. Este procedimiento consiste en «realizar punciones en diferentes puntos de la espalda, mediante una aguja conectada a un equipo emisor de ondas de alta frecuencia. La temperatura elevada consigue interrumpir la conducción del impulso nervioso generador del exceso de sudor, lo que contribuye a aliviar la sintomatología del paciente», explica el cirujano.

La radiofrecuencia percutánea se realiza mediante control radiológico, bien en quirófano ambulatorio o bien guiado por TAC. La zona concreta en la que se aplican las ondas se ubican entre las vértebras torácicas T2 y T4 para el sudor en manos, y entre la lumbares L1 y L5, para el de los pies.

¿Los resultados? La eficacia es inferior a la de la cirugía. «En torno al 50% y al 60%», admite el especialista. Ahora bien, frente a la operación tradicional, tiene otras ventajas. «Se trata de un tratamiento que aplica en una hora, es ambulatorio y sólo requiere leve sedación y anestesia local».

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