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Los pediatras alertan de que el 80% de los ahogamientos infantiles se producen en piscinas privadas

 La portavoz de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), María Jesús Esparza, ha alertado de que el 80 por ciento de los ahogamientos infantiles se producen en piscinas privadas o de viviendas unifamiliares.

   En España, las piscinas privadas aún no están sometidas a normas obligatorias, y en las comunitarias las normas varían en función de comunidades autónomas y ayuntamientos. Por ello, la AEPap ha destacado la necesidad de extremar las precauciones en estos espacios y, en general, en todas las actividades acuáticas y al aire libre.

   «El riesgo es mayor en momentos de confusión. Por ejemplo, al llegar a un hotel con piscina, en cumpleaños que se celebran en torno a una piscina. En estas situaciones, puede ser una buena idea hacer turnos entre los adultos para vigilar a los niños», ha dicho la doctora Esparza.

   Las recomendaciones para evitar ahogamientos en menores pasan por no dejarlos nunca sin vigilancia aunque sepan nadar, ya que pueden surgir problemas «imprevistos» mientras están en el agua. Además, la pediatra ha aconsejado no dejar a los niños pequeños al cuidado de niños mayores, porque pueden despistarse y perderle de vista.

   En cuanto a la playa, Esparza ha aconsejado seguir las indicaciones de los vigilantes y no bañarse cuando dicen que las condiciones del mar no lo permiten. No obstante, la doctora ha cuestionado el conocido como ‘corte de digestión’, señalando que se trata de una hidrocución, la cual se produce cuando se produce un choque de temperaturas entre el cuerpo (caliente) y el agua (fría)».

   «Si se produce este choque se puede ralentizar de forma refleja la frecuencia cardiaca y puede haber pérdida de conocimiento e incluso paro cardíaco y, por lo tanto, ahogamiento. Esto no tiene nada que ver con la digestión, pero tras las comidas muy copiosas, es más probable que ocurra. Sin embargo, es raro que un niño haga comidas copiosas en verano, por lo que la prohibición del baño en las dos o tres horas después de comer no tiene sentido. Sobre todo, si el agua no está especialmente fría. Podría ser peor, si en esa espera el niño está jugando al sol y luego se tira de golpe al agua», ha añadido.

   Por otra parte, la pediatra ha destacado la necesidad de emplear protección solar en todas las actividades al aire libre, así como prevenir el golpe de calor haciendo que los menores beban agua con frecuencia y evitando que realicen ejercicio físico en condiciones extremas de calor.

   Asimismo, ha avisado sobre las picaduras de insectos, arácnidos o animales marinos. En el primer caso, se pueden prevenir aplicando repelentes en la piel o la ropa, especialmente los que contienen dietiltoluamida; y respecto a los segundos, como las medusas, se recomienda lavar la herida, sin frotar, con agua salada o suero fisiológico y retirar restos.

SEGURIDAD VIAL EN VACACIONES 

   Además de las recomendaciones para las actividades al aire libre, los pediatras de Atención Primaria recuerdan la necesidad de tomar también medidas preventivas de cara a los viajes en verano.

   En primer lugar, en los trayectos por carretera. En estos casos, no sólo es básico emplear sistemas de retención (sillitas y cinturones) para menores de todas las edades, sino también utilizarlos correctamente. «Son una de las medidas de prevención que más vidas salvan y las familias, en general, están concienciadas sobre la necesidad de su uso. Sin embargo, no siempre están adaptadas de forma adecuada a la edad y tamaño del niño», ha dicho la doctora.

   En este sentido, ha recordado que está demostrado que de los sistemas de retención infantil, es más seguro el 0 que el 1, el 1 que el 2 y el 2 que el 3. Por ello, se recomienda mantener al niño en el sistema anterior mientras se pueda.

   «Lo que muchos padres desconocen es que se recomienda que los niños viajen en el sentido contrario a la marcha mientras la longitud de sus piernas lo permita. También, que todos los menores que midan menos de 135 centímetros han de viajar en los asientos traseros y usar un dispositivo homologado adaptado a su talla y peso. Si miden entre 135 y 150 centímetros podrán usar indistintamente el dispositivo de retención o el cinturón de seguridad para adultos. En los viajes por carretera, además, es recomendable tener una buena ventilación en el coche y evitar el humo del tabaco. Y, por supuesto, en ningún momento dejar a un niño solo en un coche», ha zanjado.

 

 

 

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