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El autismo, a la espera de una línea de investigación uniforme

autismo_800x544Dicen que a partir de los tres años de edad se comienza a diagnosticar. Además, puede ser detectado por la incapacidad de expresar verbal y no verbalmente. Algunas de las pistas que deja esta enfermedad son la pérdida en la fijación visual de un punto así como la ausencia de conductas espontáneas.

Lo llaman autismo y no hace tanto que fue diagnosticado como desorden de la conducta. Concretamente a principios del siglo XX. No tiene cura pero mediante un exhaustivo control se pueden llegar a potenciar el déficit del afectado.

Las líneas de investigación y por tanto, de tratamiento son variadas. Sus efectos se han ido reduciendo tras pormenorizados estudios sobre la misma, pero se continúa trabajando para saber fehacientemente su origen para reducir sus síntomas.

Al igual que en otras muchas enfermedades, la identificación de una base genética producirá innegables progresos en la misma. En la actualidad, numerosos equipos de investigación trabajan para dar con la tecla. Otra de las vías en auge se asienta en la acción educativa de los afectados por este desorden. Desde la Confederación Autismo España se hace hincapié en que los resultados que se vayan obteniendo serán de gran importancia reveladora.

Y es que su sintomatología es extensa y variada. Tanto los patrones de conducta como los trastornos cualitativos se manifiestan como una losa para los autistas. A los citados anteriormente síntomas, se le deben sumar la repetición del lenguaje, focalización desmesurada sobre algún tema, movimientos complejos y repetitivos así como obsesión por ciertos objetos.

De hecho otra de las líneas de investigación se centra en la tendencia de los autistas a la fijación de partes concretas en detrimento de un todo, algo que se extrapola a los niveles perceptivos y de atención, así como a los campos de la semántica y los procesos linguísticos.

300.000 autistas en España

En España se estipula hay en torno a 300.000 autistas. La evaluación de cada uno varía según los casos. Según las declaraciones hechas hace unas semanas por parte de la psicóloga Maribel Morueco, gerente de Asociación de Padres de Niños Autistas de Baleares (APNAB), a la agencia de noticias Europa press «se debe hacer una evaluación de las necesidades a partir de los déficits y potencialidades, elaborar un informe que nos ayude a comprender al niño con TEA y a plasmar sus necesidades, siempre mediante un consenso entre las partes implicadas: familias y profesionales».

Por su parte, el jefe de Psiquiatría de Niños y Adolescentes de la Policlínica de Guipúzcoa, Joaquín Fuentes, proponía el mes pasado con motivo del II Encuentro Nacional de Familias de Personas con Autismo, la creación de una red europea sobre autismo.

A partir de ésta, se podría dar forma a un diagnóstico, aumentar el gasto para la investigación, defender a capa y espada los derechos de los sujetos afectados así como fomentar una mayor atención a partir de la edad adulta. Peticiones que no deben caer en saco roto. El autista es sin duda uno más, una parte activa de esta sociedad.

 

 

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