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Las tecnologías auditivas y funciones del audioprotesista

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En los últimos años ha avanzado de manera considerable la investigación en el sector auditivo, desmarcándose la tecnología digital como fuente fundamental en el desarrollo y empleo de los audífonos. La utilización de los ordenadores es una pieza fundamental en el trabajo diario de los especialistas, ya que se realizan estudios más pormenorizados y ajustados a las necesidades de cada usuario, incrementando la calidad del sonido que interesa escuchar y eliminando los que los audioprotesistas denominan ruido.

 

Existen dos tipos de tecnologías para el uso y adecuación de los audífonos, la analógica y la digital. La tecnología analógica es una práctica convencional en desuso, en realidad es un altavoz, la señal entra por el micrófono amplificando lo que le estipule el profesional, (por ejemplo 30 db), y sale por el auricular. Se utiliza un destornillador para hacer modificaciones en el propio audífono.

TECNOLOGÍA DIGITAL

Es el procedimiento actual y del futuro con la posibilidad de múltiples ajustes en el audífono. Se conecta a un ordenador para realizar la adaptación a medida exacta del usuario, no hay dos pérdidas de audición iguales porque hay preferencias de escucha diferentes, por lo tanto se debe realizar un exámen individual. En definitiva, a través de un ordenador el audífono se ajusta según las necesidades de escucha de cada usuario, igual que un traje a medida se ajusta a las curvas de cada persona. El audífono digital es capaz de eliminar el ruido y enfocarse a la voz, en resumidas cuentas permite oir y entender a la persona que nos habla eliminando el molesto ruido de fondo. Por otro lado elimina los pitidos molestos que producían los aparatos analógicos mediante un complejo sistema que detecta el molesto pitido y lo suprime antes de que sea recogido del exterior por el micrófono, y se introduzca en el oído. Otra de las facilidades que otrorga es localizar el sonido de donde viene, pudiendo realizarse de manera mucho más efectiva con el uso de dos audífonos en lugar de uno. Por último reconoce los entornos  de manera que ante el ruido, el aparato se ajusta automáticamente para que el usuario obtenga el mayor confort.

Para seleccionar un audífono debemos tener en cuenta diferentes parámetros:

– Técnicos: Basándose en los datos de la audiometría, diferenciando los sonidos que se pueden escuchar y las palabras que se pueden entender.

– Psicológicos: Son los relativos a la actividad del cerebro, la capacidad de atención o las enfermedades, ya que todos estos problemas afectan a la capacidad de reacción o a la habilidad del cerebro ante un estímulo sonoro.

– Físicos o de Habilidad: Ante un impedimento físico como la falta de visión o de destreza manual.

– Sociales: El ámbito social ya sea más o menos ruidoso o tranquilo, es determinante para elegir un modelo de audífono u otro.

– Económico.

FUNCIONES DEL AUDIOPROTESISTA

En el gabinete auditivo, primero, se realiza un exámen denominado anamnesis, consiste en un interrogatorio sobre los antecedentes familiares y personales que sean de interés para el profesional, así como alguna enfermedad asociada; la evolución de la pérdida y su antigüedad y la existencia de ruidos internos o vértigos, entre otros parámetros de estudio. También se analiza a través de la audiometría tonal, donde se evalúan los sonidos que se pueden oir y los que no, y la audiometría vocal o de entendimiento, para valorar el grado de comprensión de las palabras a distintos niveles de intensidad. Además los audioprotesistas, realizan la Otoscopia, es una inspección visual con una especie de linterna y una lupa, que se introduce en el interior del oído, valorando la perforación del tímpano, la inflamación del oído y la presencia de cera, entre otros.

Según nos informan desde Auditone, lo mejor es realizarse pruebas periódicas, o en su caso, en cuanto detectemos la más mínima pérdida de audición, acudir a un especialista para resolver cuanto antes ese déficit.

 

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