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Comer en familia, todo son ventajas

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Comer en familia, una práctica muy sana.ARCHIVO.
Comer en familia al menos tres veces por semana reduce en los niños un 32 por ciento el riesgo de que sufran un trastorno alimentario y un 15 por ciento el peligro de padecer obesidad, según asegura la coordinadora del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrina y Nutrición (SEEN), Pilar Gómez Enterría.

Con motivo de la celebración del Día Nacional de la Nutrición, que tiene lugar hoy, esta experta destaca la importante labor que realizan los padres a la hora de educar a sus hijos en la alimentación y asegura que el «mejor» consejo que le pueden dar a los más pequeños es decirles «comete la verdura». En este sentido, Enterría avisa que hay frases hechas que «sólo» sirven para «demonizar» determinados alimentos como, por ejemplo, «si te comes la verdura te doy el postre helado». Una afirmación que, a su juicio, es un mensaje «erróneo» debido a que da a entender al menor que la verdura «es lo malo» mientras que el helado «es lo bueno».

«No hay que negociar con la comida. Es cierto que no es aconsejable obligar al niño a comer algo que no quiere, sin embargo, tampoco podemos caer en la trampa de la negociación, admitiendo que coma sólo aquello que les es grato», recalca. Dicho esto, esta experta explica la importancia que tiene que los niños duerman ocho horas y realicen ejercicio físico. «Las actividades extraescolares con las que bombardeamos a nuestros hijos les impiden dedicar tiempo al ejercicio físico, puesto que acaban el día tan cansados que es imposible pedirles que jueguen un partido de baloncesto. Esto ha provocado que el ocio de los niños sea absolutamente sedentario», destaca.

En verano, mejor aún

En este punto, Enterría recuerda que cuando el menor no sigue esta serie de pautas tiene el riesgo de padecer obesidad. Una patología que hace que sean «discriminados» en el deporte por ser más torpes a la hora de llevar a cabo estas prácticas. Asimismo, la experta nutricionista asegura que los meses de verano, al no depender de horarios para ir al colegio, son una buena época de inculcar a los niños el hábito de realizar un desayuno correcto, incluyendo lácteos, hidratos de carbono, además de ingerir frutas y verduras de temporada a lo largo del día.

Durante esta época los padres también pueden conseguir que se limite el uso de la bollería comercial, los platos precocinados desequilibrados, las golosinas, los frutos secos o los fritos comerciales. «El verano puede ser una buena época para intentar establecer unos hábitos de vida más saludables, reforzando además la actividad física y valorar qué estrategias son más adecuadas para mantener esos hábitos el resto del año», subraya.

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