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Científicos advierten de que las cabinas de rayos UVA son cancerígenas

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Recurrir a las cabinas de rayos ultravioleta para lograr un rápido bronceado es un ‘truco’ cada vez más extendido, pero no por ello menos inocuo. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha decidido elevar hasta el máximo nivel el riesgo que supone para la salud humana el empleo de estos dispositivos emisores de radiaciones UV -que comprenden las UVA, UVB o UVC-.

El organismo ha incluido estas cabinas en la categoría de riesgo 1 y las califica como «cancerígenas para los humanos», según anuncia un número especial de la revista británica «The Lancet Oncology» y difundido por Efe. Hasta ayer, su empleo formaba parte del grupo 2, que las denominaba «posiblemente cancerígenas».

Melanomas

Pero ahora, un grupo de científicos del IARC, liderado por la doctora Fatiha El Ghissassi, asegura que la radiación UV que emiten estos dispositivos comporta un gran riesgo de desarrollar la mutación genética que provoca el melanoma, un tumor cutáneo especialmente agresivo y responsable del 75% de las muertes que se producen al año como consecuencia del cáncer de piel. Los investigadores advierten de que, contrariamente a lo que se piensa, todas las radiaciones UV son igual de peligrosas y añaden que el riesgo de padecer melanoma se incrementa en un 75% cuando el uso de las cabinas de rayos ultravioleta comienza antes de los 30 años. Además del melanoma cutáneo, los expertos del IARC alertan de que buscar el bronceado rápido en estos aparatos puede provocar tumores oculares.

Aunque el IARC lanza una nueva voz de alarma sobre estos dispositivos, los expertos llevan mucho tiempo denunciando periódicamente su peligrosidad y apostando por un regreso a la moda de la piel blanca.

Informe

Hace sólo tres años, un informe del Comité Científico de Productos de Consumo de la Unión Europea, presentado por la Organización Médica Colegial (OMC), señalaba que el uso de estas cabinas aumenta en un 50% las probabilidades de contraer cáncer de piel por melanoma, es decir, las dobla, y colocaba a los jóvenes como los que más riesgo tienen. El estudio destacaba que, aunque no hay diferencia entre las propiedades físicas y biológicas de la radiación ultravioleta natural y la artificial, el uso de las cabinas puede aumentar el riesgo de melanoma maligno y del melanoma ocular.

El secretario general de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, apuntó entonces el riesgo que supone una práctica «poco saludable», como es el exceso de exposición a los rayos ultravioleta.

Añadió que el uso de las cabinas prolonga la exposición de la piel a las radiaciones naturales, con «una carga adicional» en épocas como el invierno «en las que no se asume este exceso de sol».

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